El Atlético puntuó en Salamanca por octavo año consecutivo

El Helmántico se cumplió la tradición. El Atlético de Madrid, invicto hasta el momento en el campo salmantino en partidos de Primera División, volvió a conseguir un resultado positivo. Y van ocho. Una vez más el Salamanca se vio impotente para desarbolar al cuadro rojiblanco, aliado, como también es su costumbre en el Helmántico, con la fortuna. A los charros no les bastó el regalo de Balbino en el gol que abrió el marcador, al cumplirse el primer minuto de juego, porque un rebote permitió a Landáburu igualar la contienda y porque Mejías contó con todos los hados favorables para asegurar u...

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El Helmántico se cumplió la tradición. El Atlético de Madrid, invicto hasta el momento en el campo salmantino en partidos de Primera División, volvió a conseguir un resultado positivo. Y van ocho. Una vez más el Salamanca se vio impotente para desarbolar al cuadro rojiblanco, aliado, como también es su costumbre en el Helmántico, con la fortuna. A los charros no les bastó el regalo de Balbino en el gol que abrió el marcador, al cumplirse el primer minuto de juego, porque un rebote permitió a Landáburu igualar la contienda y porque Mejías contó con todos los hados favorables para asegurar una victoria que había sellado Quique con un gol espléndido.

Antes de que los dos equipos dejaran ver sus diferentes tácticas, el marcador ya había recogido el gol unionista. El Atlético, que había planteado el encuentro al contragolpe, tuvo que improvisar otra estrategia. El Salamanca que quería atacar más que en encuentros anteriores, empezó a congelar la pelota para asegurar los pases e impedir el contraataque Atlético.

El Salamanca puso de manifiesto una firme capacidad defensiva; le faltó garra para adelantar posiciones e intentar algo más que tímidos contragolpes. El Atlético dominó en la zona ancha, mas se encontró con muchas dificultades para llegar con peligro hasta, D'Alessandro, pese a que Hugo Sánchez facilitaba las aperturas y los centros sobre la portería, sin que allí llegase ningún compañero al remate.

Las oportunidades tuvieron mayor color salmantino durante la primera media hora, pese al repliegue local y a la premiosidad de las acciones de ataque del conjunto charro. Tras el gol todo se redujo al lanzamiento de numerosos saques de esquina. El Atlético aprovechó sus dos únicas oportunidades claras, iniciadas ambas en el alemán Votava, para ponerse con ventaja en el marcador.

El entrenador salmantino se decidió entonces a prescindir de Martínez, el cerebro charro, totalmente desdibujado, y confiar por entero en la garra y la voluntad de su equipo. A base de pundonor, el Salamanca arrinconó durante el segundo período a un Atlético que no perdió nunca la compostura que mantuvo una línea sobria y disciplinada, que cerró huecos ante Mejías y que contó con un cancerbero excelente.

Pepe, Miguel Angel, Angel Corchado y Brizzola pusieron a prueba las condiciones del meta atlético, último bastión frente a la clara superioridad del Salamanca.

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