Deporte en el cuarto de estar

El squash es, de los deportes de pared, el que precisa menores dimensiones. Un cuartito de 6,40 metros de ancho por 9,75 de largo y 4,50 de alto, algo menos que el paddle. Estas mínimas dimensiones exigen una pelota ligera (24 gramos) y casi sin bote (sólo el badminton le supera en este aspecto). Su rebote es tres veces inferior al bote de la pelota de pimpón y del paddle, y doblemente inferior al de tenis.Físicamente, el squash exige una gran demanda de oxígeno.

Tanta como el hockey sobre hielo, el balonmano y el baloncesto. Sólo la lucha, el boxeo y ...

El squash es, de los deportes de pared, el que precisa menores dimensiones. Un cuartito de 6,40 metros de ancho por 9,75 de largo y 4,50 de alto, algo menos que el paddle. Estas mínimas dimensiones exigen una pelota ligera (24 gramos) y casi sin bote (sólo el badminton le supera en este aspecto). Su rebote es tres veces inferior al bote de la pelota de pimpón y del paddle, y doblemente inferior al de tenis.Físicamente, el squash exige una gran demanda de oxígeno.

Tanta como el hockey sobre hielo, el balonmano y el baloncesto. Sólo la lucha, el boxeo y el remo consumen más oxígeno. El squash desarrolla principalmente la fuerza, la movilidad y la flexibilidad de brazos y piernas, y la resistencia de los músculos de las piernas.

El jugador de squash consume en sesenta minutos de actividad unas 1.100 kilocalorías, lo que le convierte en uno de los deportes más duros. El mayor consumo lo ostentan deportes como la maratón, ciclismo y esquí nórdico, con 1.200.

Las características de este deporte (cancha pequeña y esfuerzo intenso) lo han convertido en el favorito de profesionales con mucho trabajo y poco tiempo. Un cuartito para squash es casi ya un elemento imprescindible en las nuevas empresas, gimnasios y hoteles de categoría. A todo ello hay que añadir que un cuarto de hora es suficiente para acabar rendido y haber realizado un buen ejercicio.