Crítica:El cine en la pequeña pantalla

'Terror ciego', con una atractiva actriz en peligro

En 1964 debutaba, en una película fliglesa de segunda fila, Cañones en Batasi, una joven de gran atractivo, rara sensibilidad y aspecto escuchimizado, que no tarda en convertirse en una gran actriz internacional. Se trata de Mía Farrow, tercera de los siete hijos del matrimonio constituído por el director norteamericano John Farrow y la actriz de la misma nacionalidad Maureen O'Sullivan, famosa por haber interpretado a la compañeia de Tarzán en las películas de la serie protagonizadas por Johnny Weismoller y producidas por Metro-Goldwyn-Mayer.La interpretación del personaje de Rosemary...

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En 1964 debutaba, en una película fliglesa de segunda fila, Cañones en Batasi, una joven de gran atractivo, rara sensibilidad y aspecto escuchimizado, que no tarda en convertirse en una gran actriz internacional. Se trata de Mía Farrow, tercera de los siete hijos del matrimonio constituído por el director norteamericano John Farrow y la actriz de la misma nacionalidad Maureen O'Sullivan, famosa por haber interpretado a la compañeia de Tarzán en las películas de la serie protagonizadas por Johnny Weismoller y producidas por Metro-Goldwyn-Mayer.La interpretación del personaje de Rosemary, la embarazada del demonio, en la gran obra La semilla del diablo (1968), de Roman Polanski, lanza a la fama a Mía Farrow. Durante unos años permanece en primera línea con diversas películas de éxito, hasta que dos gemelos nacidos de su matrimonio con el compositor André Previn la apartan pAulatinamente del cine.

Entre sus películas de la etapa intermedia, entre su gran éxito y el abandono de su profesión, se sitúa Terror ciego (1971). Es una producción inglesa basada en un guión de Brian Clemens, y dirigida por el eficaz artesano norteamericano Richard Fleischer, sobre la clásica situación de una joven ciega en peligro de muerte.

Si el resultado tiene eficacia, se debe la la habilidad de Fleischer, uno de los pocos directores norteamericanos que debuta después de la segunda guerra mundial y sigue trabajando con regularidad. Esta producción sin pretensiones es uno de sus mejores trabajos de los años setenta, muy inferiores, en líneas generales, a los hechos durante las dos décadas anteriores.

En todas sus películas, Richard Fleischer logra cristalizar unas obsesiones tan definidas como son la violencia y el análisis de personajes neuráticos, de ahí que no sea extraño que el director declarara que "en los rodajes, yo trato de que el ángulo de la cámara escogido añada algo a lo que estoy tratando de decir a través de los actores o del argumento; la composición del cuadro ayuda a la historia a través de las emociones que provoca o a través de un cierto sentimiento abstracto difícil de definir". Lo cierto es que por la colocación de los actores y la relación entre ellos se puede transmitir una cierta emoción independiente de la historia".

"Realmente, con los actores uno tiene que ser una especie de psiquiatra". Y añade "debo decir que no soy una persona que esté a favor de la violencia, pero debe haber algo oculto en mi naturaleza que hace que siempre me vea envuelto en películas muy violentas".

Terror ciego se emite hoy en 'La clave' que comienza a las 20.30 en la segunda cadena.

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