Crítica:El cine en la pequeña pantalla

La niña sinfónica

Resucitar a estas alturas a Deanna Durbin puede ser una experiencia traumatizante para muchos. La más que crecidita niña cantora del Hollywood de los años cuarenta no ha logrado conservar en el tiempo los encantos que quisieron adjudicársele en su día. Repipi, cursi y gordita, está en las antípodas de Judy Garland, con quien compartió una década del cine norteamericano.Las películas de Deanna Durbin carecen de auténtico valor, y muy especialmente las últimas de su carrera, cuando sus evidentes atributos de mujer le impedían mantener ya la imagen de jovencita dicharachera y bienintencionada que...

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Resucitar a estas alturas a Deanna Durbin puede ser una experiencia traumatizante para muchos. La más que crecidita niña cantora del Hollywood de los años cuarenta no ha logrado conservar en el tiempo los encantos que quisieron adjudicársele en su día. Repipi, cursi y gordita, está en las antípodas de Judy Garland, con quien compartió una década del cine norteamericano.Las películas de Deanna Durbin carecen de auténtico valor, y muy especialmente las últimas de su carrera, cuando sus evidentes atributos de mujer le impedían mantener ya la imagen de jovencita dicharachera y bienintencionada que arreglaba entuertos y emocionaba a ancianos. No en vano, en 1938, Hollywood le había concedido un premio especial por "haber llevado a la pantalla el espíritu y la personificación de la juventud". Fue un corsé demasiado rígido.

Retirarse a tiempo

Supo, sin embargo, retirarse a tiempo. El diablillo ya es mujer, filmada en 1947, es el penúltimo título de su carrera, una carrera no muy fértil que había comenzado sólo en 1936. (Televisión tiene programada para septiembre la emisión de una película anterior, Loca por la música, que representa mejor que la que nos ocupa el exacto valor -o no valor- de la estrella). Porque las peripecias de El diablillo ya es mujer son previsibles y vulgares aunque den, naturalmente, pie a que Deanna Durbin interprete algunas de sus canciones. La esperanza del espectáculo está en Donald O'Connor, cantante y bailarín que adquirió su máximo esplendor unos años más tarde en Cantando bajo la lluvia.La bonhomía, la ingenuidad y una débil picaresca son los fundamentos dramáticos del personaje habitualmente interpretado por Deanna Durbin: un estilo que luego se prolongó a otras cinematografías (la española, entre ellas) con la invención de nuevas niñas prodigio que, aunque hicieron olvidar a la Durbin, no lograron superarla. En el fondo, se trata de un cierto género blando y familiar que nunca desaparece del cine. A veces se renueva, pero sin excesivo fanatismo.

El diablillo ya es mujer se emite el domingo, a las 15.35 horas, por la primera cadena.

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