Crítica:El cine en la pequeña pantalla

Pobre sombra de los Marx

Se nos escapan las razones, que probablemente existan pero que no se ven, por las que TVE, en su ciclo dedicado al cine de humor, incluye como ejemplo de los hermanos Marx a la peor película, con mucho, que hicieron en su vida estos geniales comediantes, aquí solo pálidas sombras insulsas de sí mismos. Entre la quincena de filmes que hicieron hay ocho o diez insuperables, en los que su humor violento, agresivo y absurdo se manifiesta en torrente. ¿Es que TVE solo tiene acceso a los desperdicios de esa gran fiesta?.El hotel de los lios, rodada a continuación de la primera etapa de los Ma...

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Se nos escapan las razones, que probablemente existan pero que no se ven, por las que TVE, en su ciclo dedicado al cine de humor, incluye como ejemplo de los hermanos Marx a la peor película, con mucho, que hicieron en su vida estos geniales comediantes, aquí solo pálidas sombras insulsas de sí mismos. Entre la quincena de filmes que hicieron hay ocho o diez insuperables, en los que su humor violento, agresivo y absurdo se manifiesta en torrente. ¿Es que TVE solo tiene acceso a los desperdicios de esa gran fiesta?.El hotel de los lios, rodada a continuación de la primera etapa de los Marx en los estudios de la Metro Goldwyn Mayer, donde hicieron filmes de tan enorme éxito como Una noche en la opera y Un día en las carreras, en 1935 y 1937 respectivamente, es tal vez el mayor fracaso de la carrera de Harpo, Chico y Groucho Marx. El parlanchín Groucho incluso se resiste a considerar esta película como suya en sus numerosos y bien locuaces testimonios escritos.

Casi nada -solo algunas salidas de tono, con sensación de improvisadas durante el rodaje- de lo que distingue a la diferenciada personalidad humorística de los Marx está presente en esta mediocre película, dirigida por William A. Seiter en 1938. El secreto de la mediocridad de El hotel de los lios lo es a voces. En efecto, las peculiaridades de actuación de los hermanos Marx, lo específico de su humor, exigía no tanto rigor en los guiones, que generalmente eran desaliñados, hilvanados y llenos de lagunas, como la libertad de actuación que estos les daban.

Los guiones de los filmes de los Marx estaban escritos especialmente para ellos y, siempre, Groucho, Harpo y Chico, intervenían, si no en su estructura, si en la elaboración de las escenas fuertes, en los diálogos y el diseño de los gags. De ahí que, aunque en sus guiones intervinieron muchos especialistas a lo largo de toda su carrera, parecieran siempre escritos por las mismas personas. Indirectamente, así era, pues de existir autores de los guiones de sus filmes, estos eran más o menos encubiertamente ellos mismos.

El guión de El hotel de los lios, por el contrario, era impuesto: la adaptación de una comedia estrenada en Nueva York que alguien de los estudios R.K.O. consideró a la medida de los Marx, adquirió los derechos y contrató al grupo. Al final, un pequeño desastre, pues la principal e insuperable decepción que este filme produce se debe a que no reconocemos, ni encontramos enteramente, a los personajes de siempre, meticulosamente elaborados por ellos mismos a lo largo de décadas, sino a otros distintos, vestidos con sus ropas e interpretados por ellos, pero otros. Los Marx, esta vez, aunque lo intenten, no hacen de los Marx, y, la risa, en consecuencia, se nos congela entre los dientes, en el gesto de irritación de quien se siente comprador de un gato después de pagar el precio de una liebre.

El hotel de los lios se emite hoy a las 21.45 por la segunda cadena.

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