Los bases para un nuevo compromiso centrista

El Comité Ejecutivo Nacional de UCD, en su reunión de los días 2 y 3 de julio de 1982, ha adoptado la siguiente resolución:1. La grave crisis por la que atraviesa UCD, puesta de relieve con carácter inmediato por el fracaso electoral en Andalucía, es la culminación de un proceso que tiene unas causas profundas y complejas. Reducir su posible solución a un mero cambio de personas constituye una simplificación que oculta la verdadera naturaleza del problema. La cuestión de personas es posterior a una sincera y coherente asunción de que lo que realmente está en juego es la concepción, ideo...

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El Comité Ejecutivo Nacional de UCD, en su reunión de los días 2 y 3 de julio de 1982, ha adoptado la siguiente resolución:1. La grave crisis por la que atraviesa UCD, puesta de relieve con carácter inmediato por el fracaso electoral en Andalucía, es la culminación de un proceso que tiene unas causas profundas y complejas. Reducir su posible solución a un mero cambio de personas constituye una simplificación que oculta la verdadera naturaleza del problema. La cuestión de personas es posterior a una sincera y coherente asunción de que lo que realmente está en juego es la concepción, ideología y espacio político de Unión de Centro Democrático.

2. Es preciso concluir con el exceso de conflictividad interna de UCD, con la no menos excesiva personalización de los conflictos y con la proyección difusa de los principios, mensaje ideológico y posiciones políticas del partido, para ofrecer una imagen nítida y coherente de lo que es UCD como partido y de sus objetivos políticos.

3. Los resultados electorales en Andalucía expresan un preocupante crecimiento del socialismo, debido a la utilización constante de un doble lenguaje, moderado unas veces y radical otras, según la circunstancia y el auditorio, y que está recibiendo electores procedentes del centrismo y militantes del comunismo, a los que, obviamente, no podrá dar simultáneamente satisfacción en su acción política. Igualmente se está produciendo una cierta atracción del electorado centrista por la vieja derecha conservadora, inserta, inevitablemente, en una dinámica rígida, nostálgica, intransigente y generadora de tensiones.

Tal bipolarización es peligrosa para la vida nacional. No obstante la tenaza hecha por AP y PSOE sobre UCD, no cabe la menor duda de que hay un ancho espacio de centro en el espectro político español, que, como hasta tiempos recientes, puede y debe ser ocupado por un partido con identidad propia como UCD. La crisis actual revela, sin embargo, que hay que clarificar con carácter definitivo los rasgos y perfiles de UCD para recuperar aquel espacio mediante un programa claro que se defienda por todos los militantes sin reserva ninguna.

4. Desde la premisa de que el partido pertenece a sus afiliados y militantes, a través de sus comités, asambleas y congresos, el Comité Ejecutivo Nacional aprueba y somete al Consejo Político, como órgano supremo entre congreso y congreso, los siguientes acuerdos:

a) Reafirmar la ineludible necesidad de una opción política de centro, con vocación de mayoría y con identidad propia, en aras de la estabilidad del sistema democrático español, sin caer en la tentación inaceptable de ocupar una posición auxiliar respecto de los partidos colindantes, y rechazar, por tanto, cualquier esquema o pretensión de constituir lo que se ha llamado partido bisagra.

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b) Afirmar, por tanto, que UCD concurrirá a las próximas elecciones generales como tal, es decir, con su propia identidad, descartando cualquier tipo de coalición previa y presentando candidaturas propias, bajo sus siglas, en todas las circunscripciones electorales; candidaturas que se elaborarán y decidirán de conformidad con las normas estatutarias del partido, es decir, por los Comités Electorales Provinciales.

c) Reafirmar que el natural pluralismo interno de UCD se integra en un partido unitario y descentralizado que rechaza cualquier posición que, expresa o implícitamente, conduzca a concebir UCD como una federación de partidos o como una formación política con tendencias o grupos organizados.

d) Afirmar, asimismo, que la militancia en UCD ha de ser clara e inequívoca. El partido no permitirá la pertenencia simultánea a otras organizaciones que desfiguren o hagan ambigua aquella militancia.

e) Abrir con generosidad la organización del partido a personas representativas de los diversos sectores sociales, que estén dispuestas a integrarse plenamente en UCD y a servir lealmente los propósitos del partido.

f) Considerar que, si fuesen precisos acuerdos poselectorales, habrá que decidir sobre ellos, con el objetivo preferente de asegurar la estabilidad de sistema político, manteniendo la unidad del partido en tomo a sus principios ideológicos y programáticos esenciales, definidos en los congresos de UCD. Será objetivo esencial el mantenimiento de la integridad de la Constitución y, consecuentemente, la permanente defensa del sistema democrático y del régimen de libertades públicas, así como del Estado de las autonomías desde una concepción nacional española. En todo caso, la concreción programática para las próximas elecciones generales habrá de hacerse con claridad y en forma tal que convoque y movilice nuevamente a nuestros electores de 1979 y atienda a los problemas concretos que preocupan hoy a los ciudadanos y al pueblo español en su conjunto.

Madrid 3 de julio de 1982.

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