Balonmano: final de Copa

El Atlético, un campeón sin brillo

El Atlético de Madrid se proclamó ayer en Santander campeón de la Copa del Rey de balonmano al vencer al Granollers por 19 goles a 13.En la última confrontación de la temporada fue de las que invitan a no echar de menos durante las vacaciones el balonmano de alto nivel. Ninguno de los protagonistas alcanzó más allá del 60% de su rendimiento. Si el Granollers marraba en la primera fase contragolpes bien elaborados, Rico se erigía en el mejor sobre el pavimento recién estrenado, con intervenciones decisivas. Rico, Cecilio, Raúl, De la Puente, Uría, Milian y Parrilla completaban un bloque poco ág...

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El Atlético de Madrid se proclamó ayer en Santander campeón de la Copa del Rey de balonmano al vencer al Granollers por 19 goles a 13.En la última confrontación de la temporada fue de las que invitan a no echar de menos durante las vacaciones el balonmano de alto nivel. Ninguno de los protagonistas alcanzó más allá del 60% de su rendimiento. Si el Granollers marraba en la primera fase contragolpes bien elaborados, Rico se erigía en el mejor sobre el pavimento recién estrenado, con intervenciones decisivas. Rico, Cecilio, Raúl, De la Puente, Uría, Milian y Parrilla completaban un bloque poco ágil en defensa, lento en ataque y torpón en el montaje de una ofensiva en toda regla. Les salvaron la experiencia para beneficiarse de las oportunidades y la eficacia de sus lanzadores, tarea en la que resaltaron Uría, Novales y González.

Finalizada la primera fase con 11-8 para los madrileños, quienes nunca se fueron más arriba de tres goles de ventaja, el Granollers se la jugó en la continuación. Ferran Raga ordenó un pressing total de Goyo sobre Uría y el cuadro catalán pasó de verse con 5 goles menos que su rival a plantarse en 10 minutos a sólo 2 de distancia.

Con tan sencillo esquema el Atlético se descontroló. Atacó sin orden. Olvidó las entradas por la banda y menos mal que los cambios de Juan de Dios Román, con salidas de González por Novales, Alvaro por de la Puente y Morante por González, colaboraron a parar la carrera ascendente del Granollers. La inexperiencia y el nerviosismo por la visión cercana del empate perdieron al bloque catalán que acusó juventud y no atinó a rematar el buen trabajo iniciado en defensa.

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