Crítica:El cine en la pequeña pantalla

Un gran guionista

Un fin de semana mediano, que sólo salva la película del lunes en Mis terrores favoritos: un clásico del cine de horror, rodado en 1933 por el alemán Karl Freund, con Boris Karloff. Entre el sábado y el domingo, aparte de dos inevitables telefilmes, seguramente poco recomendables, una película de Burt Lancaster, con guión de Borden Chase, una comedia de Alexander Korda y un filme inédito de Dmytrik.

Los guionistas son los grandes desconocidos del cine. Y, sin embargo, hay un axioma, todavía no rebatido por nadie, que dice que "de un buen guión se puede hacer una mala película, pero es i...

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Un fin de semana mediano, que sólo salva la película del lunes en Mis terrores favoritos: un clásico del cine de horror, rodado en 1933 por el alemán Karl Freund, con Boris Karloff. Entre el sábado y el domingo, aparte de dos inevitables telefilmes, seguramente poco recomendables, una película de Burt Lancaster, con guión de Borden Chase, una comedia de Alexander Korda y un filme inédito de Dmytrik.

Su majestad de los mares del Sur se emite hoy a las 16

00 por la primera cadena.

Los guionistas son los grandes desconocidos del cine. Y, sin embargo, hay un axioma, todavía no rebatido por nadie, que dice que "de un buen guión se puede hacer una mala película, pero es imposible hacer una buena película con un mal guión". Escribir cine es hacerlo sobre una cuartilla o, más exactamente, filmándolo en el interior de la imaginación. Un buen guión no es literatura que luego se traduce a imágenes. Es cine todavía no plasmado exteriormente.El buen cine norteamericano gravita sobre unos cuantos nombres de productores, actores, directores -los grandes directores son también grandes guionistas- y sobre otros pocos nombres de guionistas. Los primeros están en boca de todo el mundo. De los últimos, en cambio, nada apenas se sabe. Y, sin embargo, lo que hoy entendemos por cine norteamericano sería impensable sin la aportación de estos fantasmales creadores: Phlllp Yordan (Johnny Guitar, El hombre de Laramie), Dalton Trumbo (Espartaco), Lamar Trotti (Incidente en Ox-Bow, Cíelo amarillo), Frank Nugent (FortApache, Centauros del desierto), Dudley Nichois (La diligencia), Nunnally Johnson (Las uvas de Ia ira), Ben Hccht (Encadenados, Scarface), Jules Furthman (Solo los ángeles tienen alas), Niven Busch (Duelo al sol), Charles Brackett (Ninotchka), y otros.

Es un experimento muy interesaiite revisar películas atendiendo a las cualidades específicas del guión. Por ejemplo, observando la precisión de los carácteres, la cadencia de los diálogos, la solidez de las situaciones dramáticas, el ritmo de las cadenas de secuencias o el orden y la racionalidad de las imágenes. Todas estas cualidades conforman un estilo, y es posíble adivinar en él el sello creativo del guionista.

TVE emite este fin de semana una película estimable de un mediocre director llamado Byron Haskin. Se rodó en 1947 con el título de His Majesty O'Keefe, que aquí se tradujo por el rimbombante Su Majestad de los mares del Sur. Que un director mediocre haga un filme no mediocre es posible si hay una buen equipo técnico, actores competentes y todo un guionís.ta detrás de él. Este guionista se llama Borden Chase. Suyos son los guiones de Veracruz, de Robert Aldrich, El hombre que tenía una estrella, de King Vidor, Horizontes lejanos y Winchester 73, de Anthony Mann, Rio Rojo, de Howard Hawks.Toda una tarjeta de presentación.

La perfección de los relatos filmicos de Borden Chase es proverbial. Se le considera-uno de los príncipes del western, y, desde luego, la evolución de este género sería inimaginable sin su aportación. Tiene una rara habilidad para combinar la gran aventura con la sutileza del dibujante de miniaturas, y llevó al western a algunas de sus cimas de elegancia en la construcción y de capacidad para erigirse en una cosmogonía contemporánea

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