La estrategia del Squibb Cantú fue superior a la del Maccabi

Pierluigi Marzorati, que tuvo una actuación magistral y dirigió magníficamente a su equipo, "obligó" a sus dos compañeros norteamericanos, Flowers y Kupec a que lucharan tanto en defensa como en ataque más que sus rivales Williams y Perry e hizo posible que el Squibb Cantú alcanzara, por primera vez en su historia, la Copa de Europa. El Maccabi, hasta ayer campeón, volvió a carecer de imaginación y no supo emplear la estrategia necesaria para conseguir el título por tercera vez. Klein y Brody, técnicos que ocupaban el banquillo del conjunto israelí, no fueron capaces de sujetar a Marzorati ni ...

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Pierluigi Marzorati, que tuvo una actuación magistral y dirigió magníficamente a su equipo, "obligó" a sus dos compañeros norteamericanos, Flowers y Kupec a que lucharan tanto en defensa como en ataque más que sus rivales Williams y Perry e hizo posible que el Squibb Cantú alcanzara, por primera vez en su historia, la Copa de Europa. El Maccabi, hasta ayer campeón, volvió a carecer de imaginación y no supo emplear la estrategia necesaria para conseguir el título por tercera vez. Klein y Brody, técnicos que ocupaban el banquillo del conjunto israelí, no fueron capaces de sujetar a Marzorati ni de anular a los dos norteamericanos del conjunto italiano. No es perdonable, porque tenían hombres para hacerlo. Ocurre que para llevarlo a cabo hay que trabajar y Williams, Silver y Perry no estaban por la faena.El error del Maccabi fue dejar suelto a Marzorati. Quizás, aun a estas alturas anden faltos de experiencia, madurez o conocimiento, los israelíes. Marzorati es un hombre resolutivo, un jugador que decide y que es capaz de llevar a su equipo a la más alta meta. Esto no es nuevo. Fue el mejor de Europa en 1969, precisamente en la localidad italiana de Nocera, cuando se celebró el primer campeonato de Europa juvenil oficioso. Marzorati tiene ahora treinta años y es fácil suponer que cualquier hombre que rodee al mundo del baloncesto en Europa lo debe conocer. En aquella ocasión, España llegó a la final y sufrió las consecuencias del juego del que sin duda es el mejor base europeo. No se puede acudir a una final continental e ignorar que enfrente está Marzorati. Como le ocurrió ayer al Maccabi, el hacerlo puede costar un título.

El baloncesto italiano, norteamericanos al margen, ha vuelto a demostrar que está en vanguardia en cuanto a táctica y estrategia se refiere. Se ha sabido rodear de va liosos técnicos y la prueba está en que ayer, pese a la importantísima baja de Renzo Bariviera, lesionado, el Squibb no rompió su esquema y supo poco a poco doblegar a base de astucia de buen juego a un Maccabi que, últimamente, se había convertido en el "coco" de Europa con toda su ristra de hombres nacidos en norteamerica, en sus filas.

Bianchini mantuvo una enorme serenidad a lo largo del encuentro y nunca perdió la fe en el triunfo. El Maccabi empezó ganando y mantuvo mucho tiempo la iniciativa en el marcador. Sin embargo, el conjunto italiano no olvidó, en ningún momento, que un encuentro dura cuarenta minutos y supo jugarle a su rival como le convenía. Ya al llegar al descanso tomó la iniciativa en el marcador, pero esto, lejos de hacerle confiarse, le invitó a seguir el mismo juego e incluso a arriesgar más. Evidentemente, el que no arriesga no gana. Ayer, el Squibb arriesgó y llevó a sus vitrinas un título que nunca había conseguido. De esta forma, se convierte en el primer equipo de Europa que, en dos años consecutivos, consigue la Recopa y la Copa de Europa. Es un dato a tener en cuenta.

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