Crítica:

El cine norteamericano domina el fin de semana

Cuatro películas norteamericanas forman la programación cinematográfica de este fin de semana. Hay que añadir a ellas el telefilme Desviación al terror, que se emitirá esta noche, a las 23.30 horas, y que no ofrece, de antemano, ningún interés especial.La mujer pirata, por el contrario, es uno de esos títulos ya clásicos en el género de aventuras que divertirá especialmente a los nostálgicos. Dirigido, en 1951 por Jacques Tourneur (de quien hace poco veíamos, también en televisión, El halcón y la flecha), concentra todo el esfuerzo industrial del cine norteamericano de aqu...

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Cuatro películas norteamericanas forman la programación cinematográfica de este fin de semana. Hay que añadir a ellas el telefilme Desviación al terror, que se emitirá esta noche, a las 23.30 horas, y que no ofrece, de antemano, ningún interés especial.La mujer pirata, por el contrario, es uno de esos títulos ya clásicos en el género de aventuras que divertirá especialmente a los nostálgicos. Dirigido, en 1951 por Jacques Tourneur (de quien hace poco veíamos, también en televisión, El halcón y la flecha), concentra todo el esfuerzo industrial del cine norteamericano de aquellos años en ofrecer un espectáculo de acción cuya novedad reside en que sea una mujer la protagonista de las aventuras.

No siempre, sin embargo, era verosímíl Jean Peters en la encarnación de la mujer pirata que, por venganza, se enfrenta a la armada británica. Ni fue un acierto tampoco conceder a Louis Jourdan el papel de enamorado: su escasa energía vital contrastaba con el arrojo de la protagonista, diluyendo así lo que podía haber sido una obra maestra. Como tal destacan algunos críticos la película del ciclo dedicado a Raoul Walsh, La esclava libre (1957), encontrando incluso en su desarrollo argumental connotaciones que la acercan a la obra social. Sin embargo, no es fácil olvidar los tópicos en los que Walsh cae, tan inevitables, al parecer, en el cine de la época.

El esquema narrativo de La esclava libre hace previsibles muchas de sus situaciones; que en ellas se denuncie el racisirno no ya sólo del siglo XIX, sino de la época en que se realizó, o que esa denuncia no supere los límites de las buenas intenciones, es algo que podrá comprobarse esta tarde, a las 19.45 horas, por la segunda cadena.

Las dos comedias que se emitirán mañana domingo están consideradas como excelentes muestras del género. La pícara puritana, sobre todo. Realizada en 1937 por Leo McCarey, permitía el lucimiente de Cary Grant e Irene Dunne a través de unos diálogos ingeniosos y unas situaciones dramáticas que quizá hoy puedan parecer obvias, pero que no resultaban tan ortodoxas en su época; en 1953 se hizo una nueva versión de la película sin percatarse de que los cambios sociales eliminaban la posibilidad de verosimilitud en el enredo de ese matrimonio que se separa pero que no tolera nuevos amores en su pareja (a las cuatro de la tarde por la primera cadena).

Más perdurable parece ser De amor también se muere, siquiera por la presencia de John Garfield en el papel principal: actor extraordinario que supo imprimir cada uno de sus personajes de una humanidad sorprendente, se enfrenta en esta ocasión a la hiératica Joan Crawford.

Dirigida, en 1947, por Jean Negulesco, De amor también se muere (Humoresque), supo combinar el humor con la tragedia de un ambicioso violinista. Se emitirá mañana a las diez de la noche, por la segunda cadena.

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