Crítica:

Walsh y King Vidor, en el cine del fin de semana

Comienza la programación del fin de semana con la emisión de un nuevo título de Raoul Walsh. Se viene ofreciendo un ciclo a este director, recientemente desaparecido, sin que se presente como tal: un cierto e incomprensible pudor que, como en este caso, elimina el esplendor que un ciclo bien organizado podría ofrecer.La película Fiebre de venganza, rodada en 1953, supone uno de los acercarnientos que Walsh tuvo al género del western. Dicen los eruditos que el director se planteó en esta ocasión una reflexión sobre la violencia sin que la violencia fuera un espectáculo en la pelíc...

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Comienza la programación del fin de semana con la emisión de un nuevo título de Raoul Walsh. Se viene ofreciendo un ciclo a este director, recientemente desaparecido, sin que se presente como tal: un cierto e incomprensible pudor que, como en este caso, elimina el esplendor que un ciclo bien organizado podría ofrecer.La película Fiebre de venganza, rodada en 1953, supone uno de los acercarnientos que Walsh tuvo al género del western. Dicen los eruditos que el director se planteó en esta ocasión una reflexión sobre la violencia sin que la violencia fuera un espectáculo en la película. Quizá la época de la guerra fría permitía este tipo de análisis, pero también es esa época la que hace sospechosa la posible objetividad.

Al margen de los valores cinematográficos, que no se le pueden discutir a Raoul Walsh, hay también que reconocerle una militancia bélica, camuflada en el género de acción, que nunca fue indiferente a los movimientos políticos de su país. Se emite esta tarde, a las 16.00 horas, por la primera cadena.

Será, en cambio, por la segunda cadena, cuando esta noche, a las 20.00 horas, se emita Cenizas de amor, la película que forma parte del ciclo dedicado a la actriz Hedy Lamarr. Dirigida también por King Vidor, como la película de la semana pasada, el título de hoy parece no responder a los esquemas panfletarios antisoviéticos del filme anterior. Al igual que Walsh, King Vidor no pudo eludir las tendencias programadas de la industria de Hollywood, hasta el punto de que a muchos parece dudosa su afamada autoría.

Resulta difícil adivinar la existencia de Vidor detrás de la mayoría de las películas que dirigió. Es posible sostener que Vidor, antes que un creador, no fue otra cosa que un correcto director con más talento que otros más grises.

Cenizas de amor es un título no muy conocido de su filmografía, lo que permite abrigar la esperanza de alguna sorpresa. Vuelve a ser un melodrama, aunque, a juzgar por quienes tienen mejor memoria, más complejo y rico que otros títulos suyos. La polémica sobre la obra de este autor tiene, en estas películas que emite Televisión Española, una excelente oportunidad para desarrollarse. Es posible que ya sea hora de que se renueven los conceptos simplemente admirativos que el cine clásico americano ha recibido hasta hoy.

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