Attard: "Cualquier presión interna puede romper UCD"

«O los principios ideológicos de Unión de Centro Democrático (UCD) tienen capacidad de fusión de todas sus tendencias o cualquier presión singular puede determinar la fractura del partido centrista. En UCD se está jugando con fuego». En estos términos se expresó Emilio Attard, presidente de la Comisión Constitucional y diputado centrista por Valencia, en diversas declaraciones realizadas a medios informativos a lo largo del fin de semana, con las que ha roto un largo silencio mantenido durante los difíciles momentos que afectaron a la vida nacional en los últimos meses.

El diputado Atta...

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«O los principios ideológicos de Unión de Centro Democrático (UCD) tienen capacidad de fusión de todas sus tendencias o cualquier presión singular puede determinar la fractura del partido centrista. En UCD se está jugando con fuego». En estos términos se expresó Emilio Attard, presidente de la Comisión Constitucional y diputado centrista por Valencia, en diversas declaraciones realizadas a medios informativos a lo largo del fin de semana, con las que ha roto un largo silencio mantenido durante los difíciles momentos que afectaron a la vida nacional en los últimos meses.

El diputado Attard, que encabezó la lista perdedora de los críticos a la presidencia de la Mesa del Congreso de Palma de Mallorca, manifestó que la no resuelta integración de las tendencias centristas en el último congreso hace que hoy «se generen movimientos de posicionamiento ideológico: de un lado, los socialdemócratas; del otro, los democristianos», mientras «se incrementa el día del regreso de Adolfo Suárez con la intervención de Rafael Arias-Salgado promoviendo un grupo de las esencias centristas, es decir, el suarismo-suarismo, simbióticamente integradas en el presidente honorario».La inestabilidad de la vida interna del partido centrista procede, según Emilio Attard, de la incapacidad del congreso nacional para asimilar las pretensiones de autocrítica y de transparencia política que defendieron un tercio de sus compromisarios. La contestación del ala crítica, por el contrario, fue abortada reduciendo ese tercio de votos a un 12% de representación en los nuevos órganos de dirección que surgieron del congreso. En su opinión, ello no ha favorecido a UCD, pues «lo que está debajo de la manta acaba pudriéndose».

La amplia repercusión alcanzada por las referidas manifestaciones motivó que Emilio Attard fuese llamado a consulta en la mañana de ayer por el presidente de UCD, Agustín Rodríguez Sahagún, a quien rindió cuentas del sentido exacto de sus palabras. El diputado valenciano asegura que, como sucedió en Palma de Mallorca, «quise servir de mediador y quise integrar la cohesión. Hoy no hablo desde ninguna secta, sino desde mi ingenuidad de haber creído en UCD». Negó hablar en nombre de los democristianos, de los suaristas o de otras tendencias centristas. Asimismo dijo haber sido felicitado por dirigentes socialistas.

"Cohesionar el partido"

A raíz de estas manifestaciones ha puntualizado a EL PAIS que la hora actual del partido viene marcada por la urgencia de «cohesionar fuertemente a UCD, trasladar a su vez esta cohesión al grupo parlamentario y dar al presidente del Gobierno la asistencia congruente y plena que el país exige». De lo contrario se repetirán desajustes parlamentarios como los observados en la sesión del último jueves, en que «la minoría mayoritaria de UCD se caracterizó por su absoluto desentendimiento del debate». Sus miembros estuvieron más preocupados en adoptar un posicionamiento personal que en responder cohesionadamente». «Lo lógico», dijo, «es que UCD responda a los actos y gestos de Calvo Sotelo, en lugar de cenar y comer por grupos y fracciones que miran su peculiar interés»Sobre el retorno del ex presidente Adolfo Suárez a la política, activa en UCD, actuando desde la sombra por medio del ex secretario general Rafael Arias-Salgado, el diputado Attard dice haber observado, al menos, «una sincronía de este lanzamiento con la rentrée de vacaciones de Suárez». Opina que es temerario vaticinar que el desgaste político de Calvo Sotelo al frente del Gobierno hasta 1973 configura la estrategia de Suárez para que se produzca su triunfo electoral en las próximas elecciones. «Me parece propio de una imaginación maquiavélica retirarse temporalmente para que el incendio queme a otro protagonista y otro día regresar como extintor. Suárez», afirma por último, «puede adquirir grados de credibilidad sólo con la memoria de un grato recuerdo y ser en 1983 lo que Adolfo Suárez fue en 1977: el reflejo de la transición desde dentro».

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