Baloncesto

El Joventut ganó la Copa Korac en la prórroga

ENVIADO ESPECIALEl Joventut, en medio de una emoción y tensión incomparables, consiguió, después de 51 años de historia, el primer título continental, al vencer en la final de la Copa Korac, después de la prórroga, al Carrera, de Venecia, que con sus grandes figuras partía como favorito.

Al margen del fenomenal ambiente que volvió a brindar el baloncesto y de la inenarrable fiesta que se vivió en el Patau Blau Grana, nada nuevo se pudo ver en la cancha. Una vez más, y como suele ocurrir en este tipo de encuentros, las individualidades fueron las grandes protagonistas para lo bueno y par...

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ENVIADO ESPECIALEl Joventut, en medio de una emoción y tensión incomparables, consiguió, después de 51 años de historia, el primer título continental, al vencer en la final de la Copa Korac, después de la prórroga, al Carrera, de Venecia, que con sus grandes figuras partía como favorito.

Al margen del fenomenal ambiente que volvió a brindar el baloncesto y de la inenarrable fiesta que se vivió en el Patau Blau Grana, nada nuevo se pudo ver en la cancha. Una vez más, y como suele ocurrir en este tipo de encuentros, las individualidades fueron las grandes protagonistas para lo bueno y para lo malo.

Cuando faltaban 56 segundos para terminar el tiempo reglamentario, los italianos vencían por seis puntos. Nadie creía en otra cosa que no fuera el triunfo del Carrera. Una serie de circunstancias llevaron a que a falta de un solo segundo el marcador señalase 92-90 a favor de los italianos. Puso en juego el balón el Joventut, y Galvín, nada más recibrlo -es entonces cuando empieza a contar el reloj-, lanzó desde seis metros y estableció el empate. Ahí ya empezó la gran fiesta.

Ayer, las individualidades de uno y otro equipo no ofrecieron un gran partido de baloncesto, pero sí situaciones realmente espectaculares. Y por encima de todos, pese a los nombres que había en la cancha, apunten éste: Gonzalo Sagi-Vela, gran artífice del triunfo de su equipo. Hizo maravillas. Rompió todos los moldes, y con 1,80 metros de estatura y menos de setenta kilos llegó al aro del rival con pasmosa facilidad. Además fue el cerebro y motor del equipo.

Por parte de los italianos, Haywood se mostró imparable, pese a que el Joventut intentó todo tipo de defensa y algo parecido pasó con Dalipagic, al que persiguieron por toda la cancha sin resultados positivos. Por fin, Della Fiori -ocho puntos de ocho tiros libres lanzados, seis de ellos en la prórroga- fue el que mantuvo el tipo de su equipo cuando éste, incomprensiblemente, se mostró desequilibrado y se buscó a sí mismo una derrota que nadie esperaba.

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