Los dirigentes del PSUC, contra la pretensión de Carrillo de celebrar un congreso extraordinado

La pretensión de Santiago Carrillo de celebrar un congreso extraordinario, en el que el Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) se «reconvertiría» al eurocomunismo, y la negativa rotunda de Pere Ardiaca y Francesc Frutos, presidente y secretario general del PSUC, respectivamente, fue el tema central de la entrevista celebrada ayer en Madrid entre el secretario general del Partido Comunista de España (PCE) y los dos nuevos dirigentes de los comunistas catalanes, ambos encuadrados en la corriente leninista.

Durante más de tres horas unos y otros estuvieron defendiendo sus respecti...

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La pretensión de Santiago Carrillo de celebrar un congreso extraordinario, en el que el Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) se «reconvertiría» al eurocomunismo, y la negativa rotunda de Pere Ardiaca y Francesc Frutos, presidente y secretario general del PSUC, respectivamente, fue el tema central de la entrevista celebrada ayer en Madrid entre el secretario general del Partido Comunista de España (PCE) y los dos nuevos dirigentes de los comunistas catalanes, ambos encuadrados en la corriente leninista.

Durante más de tres horas unos y otros estuvieron defendiendo sus respectivos puntos de vista sin resultados tangibles. La reunión debió de ser especialmente tensa, dado el difícil momento que están atravesando las relaciones entre el PCE y el PSUC, y el mutismo de Santiago Carrillo, que se negó a hacer cualquier tipo de declaración, así como el nerviosismo mal disimulado de Francesc Frutos darían prueba de ello. No se llegó tampoco a ninguna conclusión, por lo que ambos interlocutores acordaron reunirse de nuevo la próxima semana y establecer un calendario de encuentros para buscar alguna salida a la delicada situación creada entre ambos partidos tras la victoria de leninistas y prosoviéticos.El nuevo secretario general del PSUC volvió a insistir, en una improvisada conferencia de Prensa, celebrada al final de la entrevista, que en realidad nada ha cambiado en el PSUC, y que la supresión del término eurocomunista no significa que su partido vaya a dejar de luchar ahora «para lograr el socialismo a través de la democracia», síntesis de la filosofía euro. «Nosotros seguiremos actuando en favor del socialismo en libertad, mediante la acción política y la movilización de amplios sectores sociales, tanto obreros como profesionales o culturales», fueron sus palabras. A lo largo de la conversación con los medios informativos, Frutos pronunció varias veces la palabra «movilizaciones» y no vaciló en calificar muy duramente los pactos de la Moncloa.

«Es que hay que analizar bien las cosas y señalar ahora dónde estuvieron los errores. Los acuerdos de la Moncloa no se han cumplido, fueron muy perjudiciales para la clase trabajadora y han sido un factor de frustración muy serio para todos». Precisamente es el análisis de la política seguida por el PCE durante la transición, con los acuerdos de la Moncloa incluidos, lo que más separa a eurocomunistas y leninistas. Mientras que para los primeros dichos pactos fueron positivos, para Francesc Frutos han sido, sencillamente, «errores contra la clase trabajadora» y no vaciló al afirmar que «hay que revisar a fondo toda la política de la transición». Estos comentarios fueron sus únicas críticas, aunque veladas, a Santiago Carrillo.

Los leninistas, aunque carecen de un programa alternativo, se diferencian de los euros en que consideran imprescindible la movilización y la radicalización en la lucha política, especialmente en unos momentos de crisis.

No aventuró nada el nuevo secretario de los comunistas catalanes sobre las relaciones futuras con el PCE, aunque en un momento de la conversación dejó bien claro que el PSUC era un partido independiente de aquél. «Nuestro desacuerdo fundamental con Carrillo ha sido en la valoración de los resultados del V Congreso del PSUC», palabras que podrían traducirse en el desacuerdo lógico existente entre las dos posturas: Carrillo insistiendo, por un lado, en que ha habido cambios sustanciales, y, por tanto, ruptura unilateral entre ambos partidos, y Frutos y Ardiaca, por su parte, intentando convencerle de que no se inmiscuya en los asuntos internos del PSUC.

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Respecto a la posible celebración de un congreso extraordinario, única vía legal para dar marcha atrás a los acuerdos adoptados tras el V Congreso y reconvertir al PSUC en eurocomunista, Francesc Frutos dijo que él no era en absoluto partidario de ello, ya que las decisiones de la mayoría deben ser respetadas.Frutos recalcó también en otro momento que el PSUC seguía siendo independiente de la Unión Soviética, y respecto a las acusaciones efectuadas días atrás por varios dirigentes del PCE sobre que es la URSS quien respalda y financia a los que no son eurocomunistas, dijo, irónico, que él nunca había visto el oro de Moscú, «y allá cada cual con su responsabilidad cuando se atreve a hacer afirmaciones de ese calibre», añadió.

Finalmente, Francesc Frutos manifestó que no creía que se produzca ninguna alteración en los ayuntamientos donde comunistas y socialistas actúan de manera conjunta, «como tampoco las va a haber en el grupo parlamentario, aunque eso depende de la voluntad de cada diputado», matizó, «pero yo no creo que se produzca siquiera una ruptura de voto entre los parlamentarios del PCE y los del PSUC».

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