Automovilismo

Villota abandona la fórmula 1 por el campeonato de marcas

El español Emilio de Villota, campeón británico de Fórmula 1, no podrá conseguir su deseo de tomar parte en el Campeonato del Mundo de Fórmula 1 de esta temporada por no conseguir el apoyo económico suficiente. Al verse cerrar las puertas de los pocos equipos que quedan libres, por no aportar el dinero suficiente, De Villota ha vuelto su atención hacia el mundial de marcas, en el que podría tomar parte al volante de un Lola oficial y con el británico Edwards como compañero de equipo.Hasta hace sólo unos días, todo parecía indicar que Emilio de Villota tendría un sitio en la escudería Osella. E...

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El español Emilio de Villota, campeón británico de Fórmula 1, no podrá conseguir su deseo de tomar parte en el Campeonato del Mundo de Fórmula 1 de esta temporada por no conseguir el apoyo económico suficiente. Al verse cerrar las puertas de los pocos equipos que quedan libres, por no aportar el dinero suficiente, De Villota ha vuelto su atención hacia el mundial de marcas, en el que podría tomar parte al volante de un Lola oficial y con el británico Edwards como compañero de equipo.Hasta hace sólo unos días, todo parecía indicar que Emilio de Villota tendría un sitio en la escudería Osella. El equipo italiano -afiliado en el minigrupo de los que apoyan a la Federación Internacional-, al no ser uno de los punteros, reclamaba al piloto español 64 millones de pesetas por disputar la temporada con uno de sus coches. El otro, aún sin definir en el escalafón, estaba ya prácticamente adjudicado al argentino Guerra, de veintisiete años de edad.

Sin embargo, las presiones del patrocinador principal de Osella -una marca de tabacos estatal italiana- para que éste incluyera a un piloto italiano en el equipo forzaron al propietario de la escudería a prescindir de De Villota -quien, por otra parte, aún no había podido reunir toda la cantidad exigida por Osella- y, en su lugar, aceptar a Beppe Gabbiani.

De esta forma, el español sólo tiene posibilidades, y aún remotas, para poder alinearse con March, Tyrrell o Fittipaldi, siempre que los restantes pilotos que pujan por esos huecos todavía sin definir no aporten las elevadas cantidades que se les piden, lo que es, cuando menos, improbable.

Además, De Villota tiene cierta prevención contra la Asociación de Constructores de Fórmula 1 (Foca), enfrentada a la Federación Internacional desde hace algún tiempo, y a la que el español parece ser más afín. De Villota piensa que, si el enfrentamiento entre pilotos y constructores, de un lado, y federativos, de otro, no se resuelve, sólo correrán el mundial de Fórmula 1 los que estén alineados con estos últimos, y los demás tendrán que resignarse a ser espectadores o a correr unas cuantas carreras extrañas.

Pero, para desgracia del español, los escasos equipos que apoyan -por ahora- a la Federación Internacional -Renault, Talbot, Alfa Romeo, Ferrari y Osella- tienen sus equipos al completo. Ante este complicado panorama, y en lugar de esperar a jugar la baza de un equipo adscrito a la Foca en la confianza de que sólo se podrá disputar el mundial si todos participan, y no si lo hacen solamente cinco equipos, Emilio de Villota parece decidido a intentar un lugar en el mundial de marcas. La ventaja de este campecinato es que, económicamente, es muchísimo más asequible y, entre su calendario, incluye una carrera con tanto sabor como Las 24 Horas de Le Mans.

Por contra, el mundial de marcas tiene mucha menor importancia, espectacularidad y trascendencia que el de la Fórmula 1, y el número de espectadores que presencia este tipo de carreras -a excepción de la de Le Mans, que es un caso aparte- es también sensiblemente inferior.

De cualquier forma, el problema de Emilio de Villota tiene una difícil solución, porque requiere de un apoyo económico muy fuerte. Y en la situación actual existen muy pocas empresas capaces de gastarse tanto dinero en publicidad -aunque sea en promoción deportiva y aunque De Villota haya demostrado a su actual patrocinador su rentabilidad como soporte publicitario-, y menos aún que confíen en un medio absolutamente desconocido para ellas. Y el Consejo Superior de Deportes, que podría apoyar al piloto español en su intento, seguirá, como de costumbre, ciego y sordo a las peticiones de un hombre al que, de alguna manera, su título internacional acredita.

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