El Madrid aburrió al público y al Zaragoza

El Madrid aburrió al Zaragoza, al público, al balón y.a sí mismo, y dejó escapar un punto que necesita para perseguir al líder, cada día más lejos. Mandó, tuvo casi siempre el balón e hizo un fútbol correcto desde un punto de vista académico, pero apenas disparó a puerta. Un tiro de Isidro al larguero y un par de remates más fueron todo lo que sacó el Madrid de su dominio. Irazusta apenas intervino.-Anda muy flojo el Zaragoza, y en principio fue más audaz el planteamiento del Madrid, con tres hombres en punta, que el del Zaragoza, en cuyas filas se retrasaba Amorrortu, arrastrando hacia la med...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El Madrid aburrió al Zaragoza, al público, al balón y.a sí mismo, y dejó escapar un punto que necesita para perseguir al líder, cada día más lejos. Mandó, tuvo casi siempre el balón e hizo un fútbol correcto desde un punto de vista académico, pero apenas disparó a puerta. Un tiro de Isidro al larguero y un par de remates más fueron todo lo que sacó el Madrid de su dominio. Irazusta apenas intervino.-Anda muy flojo el Zaragoza, y en principio fue más audaz el planteamiento del Madrid, con tres hombres en punta, que el del Zaragoza, en cuyas filas se retrasaba Amorrortu, arrastrando hacia la media a Camacho. También Alonso se tiraba para atrás en alguna jugada, con el fin de sacar a Benito de la zona y abrir claros para que Trobbiani, un jugador de espléndido manejo del balón, metiera,pases allí para las entradas en diagonal de Valdano o Amorrortu, o para la llegada de alguno de los otros hombres de la media. Pero el Zaragoza anda en pésima forma, y sólo Alonso conseguía de cuando en cuando halérselo pasar mal a su par, Benito. Valdano no era nadie ante García Cortés, y en la media mandaba el Madrid. Al cuarto de hora de juego, Alonso agarró un balón suelto, en el área y largó un fuerte disparo por alto, que García Remón desvió a córner. Fue la única intervención valiosa de alguno de los dos porteros que se vería en la tarde. El Zaragoza, cada vez mejor anulado por el Madrid desapareció completamente. Por el otro lado, algunos intentos de Gallego por la banda derecha y de Angel o Camacho por la izquierda apenas resultaban positivos por la falta de colaboración de la delantera. Juanito no existió y Pineda resultó dañado hacia los veinte minutos de juego.

Al escoger a Isidro, y no a Rincón, para reemplazar a Pineda, Boskov no contribuyó en nada a mejorar las posibilidades ofensivas de su equipo. Isidro es voluntarioso y se defiende en varias misiones, pero Rincón es delantero más efectivo que él. En un partido en el que ya estaba quedando claro que el Madrid iba a dominar y a estar casi siempre en posesión del balón, y en el que también quedaba visto que no se contaba con Juanito para nada, era más de desear un delantero nato como Rincón que un batallador de cualquier zona como Isidro. Este además tuvo la desgracia de estrellar un tiro al larguero al poco de salir, cuando un centro alto de Camacho le cayó en los pies, tras fallo espectacular de Casuco. Este disparo y un cabezazo de Santillana a la salida de un córner, y que salió fuera por poco, fue todo lo que se llevó el Madrid al descanso.

Todos los defectos

En la segunda mitad quedaron al desnudo todos los derectos del Madrid en el ataque. El Zaragoza desapareció y el balón, iba y venía en pies de losjugadores del Madrid de un lado a otro. Del Bosque, en el centro, dueño y señor del balón y del partido, tocaba de uno a otro lado con suficiencia y tranquilidad. Gallego, por la banda derecha, y Angel y Camacho, por la izquierda, buscaban el desmarque pero nunca les llegaba el balón. Juanito no buscaba nada, sólo miraba. Stielike, Benito y García Cortés colaboraban con Del Bosque en el manoseo reiterativo del balón. De cuando en cuando salía de todo aquello un centro alto, en busca de las cabezas de Santillana o Isidro, pero siempre mal dirigido. El fútbol del Madrid recreaba en principio por su academicismo, por la impecable justeza de los pases horizontales. Pero al cuarto de hora aburría, y a la media hora producía mareos, casi náuseas. Irazusta, como hipnotizado por aquel ir y venir del balón fuera de su área, salía a tontas en cada centro alto, pero ni eso aprovechaba el Madrid. Angel cazó un balón suelto con Irazusta fuera de sitio y le echó un globo suave por encima que Casajús salvó cómodamente. El Zaragoza intentó mejorar con el cambio de Pérez Aguerri (al que Gallego había anulado completamente) por Badiola, que se colocó de extremo, con retraso de Amorrortu a la media, y más tarde retiró a Valdano para colocar a Modesto.

Archivado En