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A los 85 años de edad, ha fallecido George Raft, el que fuera mítico gangster, del cine americano. Sólo con una película, Scarface, el terror del hampa (Howard Hawks, 1932), se alineó junto a los grandes del género: Humpbrey Bogart, Edward G. Robinson, James Cagney..., escribe Diego Galán.

Fue el suyo un personaje típico y único, que repitió a lo largo de .todas sus películas, bien con la seriedad de la primera (La llave de cristal, 1935, por ejemplo), bien haciendo su propia parodia, como en Con faldas y a lo loco, donde el mismo ...

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A los 85 años de edad, ha fallecido George Raft, el que fuera mítico gangster, del cine americano. Sólo con una película, Scarface, el terror del hampa (Howard Hawks, 1932), se alineó junto a los grandes del género: Humpbrey Bogart, Edward G. Robinson, James Cagney..., escribe Diego Galán.

Fue el suyo un personaje típico y único, que repitió a lo largo de .todas sus películas, bien con la seriedad de la primera (La llave de cristal, 1935, por ejemplo), bien haciendo su propia parodia, como en Con faldas y a lo loco, donde el mismo personaje de Scarface (con la legendaria moneda en su mano derecha) perseguía ahora a los travestidos Lemmon y Curtis. Con el mismo sentido del humor apareció por última vez en la pantalla en Sextete, fervientemente enamorado de Mae West, que también hacía con esa película su último trabajo cinematográfico. Ambos han desaparecido en la misma semana.

Dicen sus biógrafos que antes de iniciarse en el cine, George Raft anduvo seriamente mezclado con los auténticos gangster que luego él imitaría en sus películas. Antes de llegar a Hollywood trabajó en teatros de variedades, donde desarrolló sus excelentes cualidades de bailarín, que aprovecharía también en el cine. Bolero (1934), por ejemplo, le reportó tina enorme popularidad, de la que no le importaría también reírse años después cuando Jerry Lewis le contrató para parodiarse con el mismo bolero en El terror de las chicas (1961).

Eran ya sus años de declive. Si George Raft poseía una personalidad indiscutible, también es cierto que su éxito fue fugaz. No tuvo, como otros actores de su época y género, la ductilidad suficiente para adaptarse a distintos cometidos. Hasta James Cagney se adentró con éxito en el terreno del cine musical. George Raft no tuvo talento u oportunidades; lo cierto es que hacia la mitad de los cuarenta su esplendor comenzó una inevitable decadencia. Ahora ha muerto sin que la Prensa llegara a recoger la noticia de su ingreso en un hospital -hace trece días- por padecer un enfisema pulmonar.

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