El liderazgo de Rojas Marcos, cuestionado por el "sector crítico" del PSA de Cataluña

«La consolidación y acción progresista de nuestro partido, desde la izquierda y para la liberación del pueblo andaluz, son ya objetivos incompatibles con el liderazgo de Rojas Marcos», señala el documento entregado ayer a EL PAIS por un grupo de militantes del Partido Socialista de Andalucía (PSA) en Cataluña, entre los que se encuentra José Acosta Sánchez, diputado en el Parlamento catalán.

El extenso comunicado da cuenta de la asamblea celebrada el pasado domingo en Barcelona por los militantes catalanes del PSA, en cuyo transcurso se produjo el abandono de la sala por parte de Acosta...

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«La consolidación y acción progresista de nuestro partido, desde la izquierda y para la liberación del pueblo andaluz, son ya objetivos incompatibles con el liderazgo de Rojas Marcos», señala el documento entregado ayer a EL PAIS por un grupo de militantes del Partido Socialista de Andalucía (PSA) en Cataluña, entre los que se encuentra José Acosta Sánchez, diputado en el Parlamento catalán.

El extenso comunicado da cuenta de la asamblea celebrada el pasado domingo en Barcelona por los militantes catalanes del PSA, en cuyo transcurso se produjo el abandono de la sala por parte de Acosta Sánchez y otros dieciocho asistentes, que se consideran a sí mismos representativos de la mayoría de la militancia nacionalista en Barcelona, Gerona y Lérida. «Actualmente, la línea oficial apenas se encuentra en Cataluña con el apoyo de veinte militantes», se indica.Siempre según las mismas fuentes, el secretario general del PSA, Alejandro Rojas Marcos, hizo en la asamblea una defensa a ultranza del voto de confianza a Suárez, «ocultando absolutamente la impopularidad de aquella situación y el triste papel del PSA ante el pueblo andaluz», aunque reconoció, de todos modos, que el partido sufre una gravísima crisis.

Por su parte, el sector crítico, con José Acosta a la cabeza, replicó que ese voto era imposible de justificar y que sólo podía entenderse gracias a « la inoperancia de la comisión permanente del PSA, las ambiciones de su líder y razones aún más oscuras». El documento acusa a Rojas Marcos de haber incitado, con actitud y lenguaje indignos, a los presentes en la asamblea a utilizar la violencia contra Acosta, que en una asamblea anterior había anunciado su intención de actuar desde su escaño en el Parlamento de Cataluña como independiente de la actual dirección del PSA. Finalmente, el grupo crítico, que había presentado dos pro puestas de resolución, una censurando a Rojas Marcos y otra urgiendo a la corvocatoria de un congreso extraordinario, abandonó la asamblea al conceder la mesa derecho de voto a varios asistentes que no eran militantes del PSA.

Por su parte, Emilio Lechuga, miembro del ejecutivo del PSA y presente también en la reunión, señaló a este periódico que fueron sólo diez u once personas las que se marcharon para no tener que aceptar una votación democrática adversa a sus posiciones, y subrayó que Acosta estaba resentido con la dirección del partido desde que no encabezó la lista por Barcelona al Parlamento catalán y que el propio Acosta había participado de forma di recta en la redacción del texto leído por Rojas Marcos en el Congreso de los Diputados.

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