Baloncesto

El Estudiantes mereció ganar en el pabellón

La soberbia actuación-de Wayne Brabender y unos minutos finales inspiradísimos de Ind.lo Díaz salvaron al Madrid de un. nuevo naufragio en el Pabellón, en donde ayer el Estudiantes mereció vencer porque, salvo en el caso de estas contadas individualidades, superó a su rival en táctica, estrategia y capacidad de reacción. El conjunto de Lolo Sainz volvió a ser una caricatura. Pese a estar cuajado de internacionales, por ni uno solo - en estos momentos- de su rival, volvió a dar la misma pobre impresión que frente al Barcelona.En un final ernocionantísimo, que sólo un deporte como el baloncesto ...

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La soberbia actuación-de Wayne Brabender y unos minutos finales inspiradísimos de Ind.lo Díaz salvaron al Madrid de un. nuevo naufragio en el Pabellón, en donde ayer el Estudiantes mereció vencer porque, salvo en el caso de estas contadas individualidades, superó a su rival en táctica, estrategia y capacidad de reacción. El conjunto de Lolo Sainz volvió a ser una caricatura. Pese a estar cuajado de internacionales, por ni uno solo - en estos momentos- de su rival, volvió a dar la misma pobre impresión que frente al Barcelona.En un final ernocionantísimo, que sólo un deporte como el baloncesto puede brindar, el marcador se mostró caprichoso y quiso reflejar un empate. A tal punto llega la sublime tensión en estos casos que, con el tiempo terminado, un árbitro de la categoría de Carlos Bagué no se atrevió a dar por válido el resultado final. El electrónico estaba en 94-94, porque tampoco la mesa quiso decidir por sí sola si la canasta de Jones, coincidiendo con el final, era o no válida. Por fin, como ocurre casi siempre y por no contradecir la tónica mundial, en todos los sentidos prevaleció el conservadurismo, pensaron que el Madrid jugaba en casa y que el empate debería dejar contentos a todos y se olvidaron de los abrazos que los colegiales se daban en el centro de la pista celebrando su bien ganado triunfo.

No es la primera vez que ocurre en el deporte, y mucho menos en el baloncesto, donde un segundo es mucho tiempo. Esto hace pensar que ni es ésta la primera vez ni será la última, pero en este caso hay que insistir en el tema y decir que, si un jugador no puede hacer dos puntos desde el banquillo y todo se lo juega en la cancha, tampoco el árbitro debe recurrir a la banda para tomar la decisión bajo un caparazón.

Por otro lado, ayer el Estudiantes demostró homogeneidad, conjunción y buen juego en general. De Jones y López Rodríguez, magistrales ayer, tiempo habrá de hablar y recordar. Este último ya salvó a su equipo del descenso desde la línea de tiros libres en una ocasión. Ayer, con el marcador en 94-93, y tras la técnica con que sancionaron a Díaz, asumió la responsabilidad de lanzar los tiros libres -después de la consulta de Codina con Del Corral- y los nervios le hicieron fallar uno de los dos.

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