La sombra de la huelga en la Liga oscurece el encuentro entre la RDA y España

Contra un enemigo al que nunca se ha vencido -la RDA- juega España esta tarde en Leipzig el segundo partido de lo que se ha dado en llamar la «era Santamaría». Si estuviéramos todavía en la década de Kubala, hoy se diría oficialmente: «Chicos, bien, moral, óptima». En el segundo ensayo, con mirada puesta en el compromiso del Mundial-82, hay que afirmar: «Moral, en baja; la sombra de la huelga provocada por federación y clubes ronda al equipo».

ENVIADO ESPECIALPablo Porta, tras la pantomima de la pasada asamblea, se ha ido a Mallorca con la selección B. Santamaría, con un equipo más conc...

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Contra un enemigo al que nunca se ha vencido -la RDA- juega España esta tarde en Leipzig el segundo partido de lo que se ha dado en llamar la «era Santamaría». Si estuviéramos todavía en la década de Kubala, hoy se diría oficialmente: «Chicos, bien, moral, óptima». En el segundo ensayo, con mirada puesta en el compromiso del Mundial-82, hay que afirmar: «Moral, en baja; la sombra de la huelga provocada por federación y clubes ronda al equipo».

ENVIADO ESPECIALPablo Porta, tras la pantomima de la pasada asamblea, se ha ido a Mallorca con la selección B. Santamaría, con un equipo más concienciado en lo que a los problemas profesionales actuales se refiere, se ha venido a Leipzig. Le han puesto difícil la tarea. Antes que hablar de tácticas, antes que conversar sobre el futuro, el seleccionador deberá hablarles en plata a los jugadores. Y tendrá que explicarles forzosamente que esa federación que les abandona y burla debe quedar en el olvido, al menos durante la hora y media del encuentro. La responsabilidad del triunfo está por encima de quienes rigen el fútbol español.Y tiene suerte la federación, porque quienes están aquí son conscientes de que en esta ocasión no median las cuestiones personales. Aunque de éstas ya va habiendo larga retahíla con el propio presidente, de quien saben algunos internacionales que no es capaz de detener el juego de una partida de dominó cuando una comisión pretende hablar con él.

No hay moral óptima ni sirven los subterfugios para ocultar ciertas realidades. La selección, pese a los esfuerzos de Santamaría, no se ha metido todavía en la harina del Mundial. Las decepciones constantes están llevando a los profesionales del fútbol a un estado anímico gaseoso. Y, sin embargo, se han prometido cumplir la nada fácil papeleta de derrotar a una selección a la que, hasta el momento, ha sido imposible vencer. España perdió contra la RDA, este mismo año, en Málaga, por 0-1, gol que marcó Streich, al cual veremos hoy probablemente en labores más ofensivas que en las de la anterior confrontación. España perdió también este año, a nivel de selecciones sub-21, con un tanto de penalti de Kuhn, que hoy será suplente en Leipzig. En los Juegos Olímpicos de Montreal, esta misma selección nos batió por 1-0, y en Kiev, el pasado mes de julio, se logró un empate en aquel esperanzador debú olímpico, que luego se tornó en decepción.

Santamaría mantiene hoy el equipo de Budapest, con la excepción de Montero, por lesión de Satrústegui y Santillana, y pone a prueba ya a Tendillo, que está llamado a ser el central del Mundial. Santamaría podrá equivocarse, como cualquier otro entrenador, pero tiene la virtud de la seriedad. Se ha trazado un plan definido y piensa seguirlo. Sin prisas va creando la base del equipo del Mundial. Hoy da entrada a Tendillo y Montero, que son en este momento hombres fijos de lo que será lista definitiva. Dentro de poco dará entrada en la línea de centrocampistas a Gallego. En la espera no demasiado larga estará el atlético Quique, y para el relevo de Alesanco está el bilbaíno De Andrés.

Los planes de Santamaría podrán variar si las circunstancias le obligan, pero su fórmula de crear el equipo en un año para someterlo a fuerte presión en los meses anteriores al Campeonato Mundial forzosamente tendrá que dar fruto. Como no se puede formar una selección es a base de cambios radicales, indecisiones e improvisaciones de última hora. El Mundial deberán jugarlo hombres jóvenes capaces de sufrir. Un Mundial es para jugadores con ambición y años por delante. Recuérdese el ejemplo de Argentina, que todavía sostiene la base que le dio el triunfo en 1978.

La RDA no es, ni mucho menos, la selección del otro lado. Los germanos orientales practican un fútbol más rudo y, por supuesto, menos brillante. El mayor éxito de esta selección fue batir, en Hamburgo, en 1974, a la de la República Federal de Alemania, que se proclamó campeona mundial. Aquel gol de Sparwasser es el hito más importante por valores añadidos de la RDA. La mayoría de los hombres que actuarán esta tarde participaron en el triunfo de Málaga. Jugadores de solvencia son el meta Grapenthin, los defensas Doerner y Weisse, el centrocampista Streich y los delanteros Kotte y Hoefrner.

El partido comenzará a las cinco de la tarde y será nocturno desde el inicio. El tiempo es ya invernal, y en los últimos días ha caído abundante lluvia sobre Leipzig.

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