El Bayern, finalista sin meritos

El Trofeo Santiago Bernabéu tendrá la final soñada, Madrid-Bayern, pero el campeón alemán no respondió ayer en absoluto a lo que se esperaba de él. Perezoso y aburrido, estuvo a merced del Dynamo durante casi todo el encuentro, se salvó por casualidad de encajar algún tanto y sólo apretó, y poco, en los últimos quince minutos. Rummenige, a quien seguían ávidamente los ojos de todos los espectadores, estuvo escondido durante casi todo el encuentro.El Dynamo se presentó sin Blokhine (hay que advertir que la víspera la secretaría del Madrid aseguró a EL PAIS que había venido) y sus otros dos inte...

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El Trofeo Santiago Bernabéu tendrá la final soñada, Madrid-Bayern, pero el campeón alemán no respondió ayer en absoluto a lo que se esperaba de él. Perezoso y aburrido, estuvo a merced del Dynamo durante casi todo el encuentro, se salvó por casualidad de encajar algún tanto y sólo apretó, y poco, en los últimos quince minutos. Rummenige, a quien seguían ávidamente los ojos de todos los espectadores, estuvo escondido durante casi todo el encuentro.El Dynamo se presentó sin Blokhine (hay que advertir que la víspera la secretaría del Madrid aseguró a EL PAIS que había venido) y sus otros dos internacionales, que se habían quedado en la URSS, requeridos por el seleccionador. Pero, a pesar de su cartel, de equipo telonero y de la ausencia de los internacionales dejó sensación de gran equipo sobre el césped de Chamartín. Jugó un buen partido, primoroso a ratos, y estuvo a punto de reventar la final programada. Con un delantero, Jaosalis, de categoría excepcional; un gran conductor en la media, Veremeev, y un excelente libero, Konkov, apoyados por un resto de equipo de buen nivel, encerraron al Bayern en su área. El meta alemán, Junghans, demostró poseer seguridad, reflejos y suerte, y sólo gracias a eso no encajó ningún gol el Bayern.

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Por lo que respecta al equipo bávaro, sólo Del Haye, rubísimo extremo comprado recientemente al Borussia Moenchengladbach gustó. Rápido y hábil, tuvo que ser permanentemente vigilado por dos soviéticos. Pero la gran estrella, Rummenige, se declaró no beligerante. Escondido en la media punta, amagaba de cuando en cuando con sus recortes, pero nunca forzó su ritmo, intervino poco en el juego y remató mal en un par de ocasiones en que se encontró en la boca del gol. Su calidad quedó a flote en alguna acción, pero hizo muy poco en favor del equipo.

El dominio del Dynamo fue evaporándose en la segunda mitad, en la que, poco a poco, sus hombres fueron acusando el esfuerzo, mientras que el Bayern mejoraba en la media con la entrada de Janson y Kraus. Pero los alemanes no consiguieron dominar hasta el último cuarto de hora, y entonces el Dynamo exhibió un excelente juego defensivo. En la lotería de los lanzamientos, la clasificación fue para el equipo bávaro, lo que, sin duda, va en favor de la taquilla del Madrid, pero no deja de ser injusto, porque el Dynamo había hecho lo mejor del partido.

En cualquier caso, se llega a la final deseada. El Real Madrid vuelve a encontrarse con el Bayern, que le ganó 9-1 hace pocas semanas. La excusa del Real Madrid fue que llevaba pocos días de preparación, mientras que el Bayern ya estaba a punto. Desde entonces, al Real Madrid le han ido bien las cosas, ha ganado dos buenos torneos y no ha perdido ningún otro partido. Pero su pretemporada necesita de una revancha sobre el Bayern. Esta noche tendrá la oportunidad.

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