Quini perdió la ocasión de consagrarse

Enrique Castro, Quini, tuvo el domingo la ocasión de obtener la consagración europea como goleador. El Pichichi de esta temporada hizo el gol más difícil del encuentro: de cabeza y con escaso ángulo. El goleador asturiano, que ya ha colmado sus ilusiones profesionales al fichar por el Barcelona, se fue a la caseta de San Siro con la frustración de haber fallado dos goles clarísimos, uno de ellos con toda la puerta para él. Fueron las dos grandes ocasiones que tuvo España. Fueron los dos momentos más importantes del encuentro: la primera, porque hubiera puesto en ventaja a Esp...

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Enrique Castro, Quini, tuvo el domingo la ocasión de obtener la consagración europea como goleador. El Pichichi de esta temporada hizo el gol más difícil del encuentro: de cabeza y con escaso ángulo. El goleador asturiano, que ya ha colmado sus ilusiones profesionales al fichar por el Barcelona, se fue a la caseta de San Siro con la frustración de haber fallado dos goles clarísimos, uno de ellos con toda la puerta para él. Fueron las dos grandes ocasiones que tuvo España. Fueron los dos momentos más importantes del encuentro: la primera, porque hubiera puesto en ventaja a España, y la segunda, porque, al menos, hubiera supuesto el empate.Falló España en el partido crucial. Perdió España el único partido que tenía obligación moral de ganar. Se acabaron las ilusiones nacidas del espejismo del encuentro contra Italia, que se debió haber ganado porque se hicieron méritos para, ello. Bélgica nos dejó en fuera de juego. Nos dejó al margen de la competición y nos impidió jugar con posibilidades de triunfo, porque precisamente todo su juego defensivo se centró en dejar antirreglamentariamente colocados a los jugadores españoles. Lo de Bélgica fue un auténtico prodigio de habilidad. Hasta cuatro hombres llegaron a quedarse frente al portero. La defensa belga funciona como una auténtica computadora a la hora de descolocar de juego al adversario.

La táctica del fuera de juego produjo un trauma en los jugadores españoles. Por más esfuerzos que hicieron por evitar la trampa, siempre cayeron en ella. Era poco menos que imposible pretender enviar balones a la olla en busca de un rematador. El hombre mejor colocado siempre estaba señalado por la implacable banderola del juez de línea.

El comienzo del encuentro fue decepcionante. El centro del campo español, con Asensi en precarias condiciones físicas, fue incapaz de dominar la pelota. Sus pares., desmarcados siempre, colocaron balones en el hueco con absoluta. tranquilidad. Gordillo se fue hacia el centro del campo tras Van der Elst y por la derecha penetraron Gerets y Van Moer sin que nadie les cerrara el paso. Por la banda contraria, Cools se le escapó a Saura en numerosas ocasiones y los cortes de la jugada tuvieron que ser a vida o muerte.

El cambio de Asensi, que sufrió un nuevo golpe, propició la salida de Del Bosque, que se impuso con una maestría singular. El centrocampista del Madrid puso orden, coordinó el juego y la selección española tomó el mando., Fueron minutos de esperanza, como lo fueron los diez del inicio del segundo período. Satrústegui y Quini perdieron dos balones de oro en ese tiempo, y a partir de ahí, el juego reposado de los belgas, pero centelleante ante el área contraria en los momentos de contraataque, tomó cuerpo de nuevo con el marcador en contra, y con la nueva ocasión de gol de Quini desperdiciada, la selección española se hundió. Aunque Gordillo intentó repetidas veces la penetración por su banda y Zamora se dio una carrera impresionante hacia Pfaff, lo cierto es que los belgas sumaron hasta el final los momentos más propicios para el gol. Arconada salvó con los pies una de ellas. Fue lo mejor que hizo junto al paradón impresionante del primer tiempo, en el que desvió a córner un tiro libre directo que se le colaba por la escuadra izquierda. Sin embargo, yo diría que no anduvo presto en el segundo gol.

La selección española dió sensación de agotamiento físico. Pero, a mi entender, ese bajón físico fue producto del golpe psíquico que supuso no saber ganar cuando se tuvo ocasión. El fuera de juego y la incapacidad para marcar destrozaron al equipo. Del Bosque perdió la aguja de marear y Zamora se paró como un viejo reloj al que se le han desgastado los piñones. La solución de Carrasco en los últimos minutos no arregló nada. Una selección vencida no puede reaccionar aunque se le injerte un hombre de refresco. España es capaz de plantar cara cuando ha de defender su puerta como algo primordial, pero es roma cuando se ve en la necesidad de triunfar. Hemos vuelto donde estábamos. Bélgica se movió con más soltura. Concibió mejor el juego. Desplazó el balón sin necesidad de correr desesperadamente. Se desgastó mucho menos. La sorpresa del primer día hizo concebir vanas esperanzas. El domingo, con todo, faltó suerte. Probablemente, con la fortuna que se buscó en la media hora feliz, el hundimiento no se hubiera producido.

Tendillo podrá jugar manana

El valencianista Tendillo, que tenía que regresar hoy a España para incorporarse al servicio militar, ha recibido permiso para posponer su incorporación al Ejército. La imprevisión de la federación, que cuando le: convocó para la Eurocopa desconocía esta obligación, queda así salvada. Tendillo podrá alinearse ante Inglaterra mañana si Kubala lo cree oportuno.

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