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trascienden demasiado las noticias sobre la cohesión que pretenden entre sí los miembros del Gobierno español. Sin embargo, los componentes del Gabinete hacen esfuerzos públicos para que tal cohesión resulte notoria. Ocurrió el pasado jueves durante la presentación del libro de Francisco Fernández Ordóñez La España necesaria. En aquel llenazo impresionante con que fue, acogida la presencia del líder socialdemócrata de Unión de Centro Democrático no podían faltar ministros. Pero llegaron tarde. Cuando Carlos Bustelo, de Industria; García Díez, de Comercio, y ...

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trascienden demasiado las noticias sobre la cohesión que pretenden entre sí los miembros del Gobierno español. Sin embargo, los componentes del Gabinete hacen esfuerzos públicos para que tal cohesión resulte notoria. Ocurrió el pasado jueves durante la presentación del libro de Francisco Fernández Ordóñez La España necesaria. En aquel llenazo impresionante con que fue, acogida la presencia del líder socialdemócrata de Unión de Centro Democrático no podían faltar ministros. Pero llegaron tarde. Cuando Carlos Bustelo, de Industria; García Díez, de Comercio, y Rafael Arias-Salgado, sin cartera, aparecieron por el amplio local, todas las sillas estaban ocupadas. Había dos caballeros dispuestos a cederles sus asientos, contiguos, en la segunda fila de los bancos color vino. Pero se precisaba un tercer asiento, que un amable asistente se precipitó a ofrecer. Pero esta tercera, butaca estaba ligeramente alejada de las dos anteriores. ¿Qué hacer para que los tres miembros del Gobierno estuvieran, codo con codo, en la segunda fila? La solución fue tajante: se recorrió toda la fila hasta que quedaron expeditos los tres asientos y los ministros pudieron ocupar, uno tras otro, sus respectivas posiciones. En otro lugar de la sala se sentó un cuarto ministro, Luis González-Seara, de Universidades e Investigación, pero no se apreció que creara ningún problema de solidaridad ni de asiento.

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