Crítica:

Jueves Santo

Los directivos de TVE, que vuelven a imponer los esquemas de programación vigentes en la primera mitad de los años setenta, brindan hoy una de las jornadas más soporíferas, ordenada de acuerdo con los mismos criterios de festividades especiales, primeros de mayo y jornadas electorales: retransmisiones deportivas en doble dosis y películas de cine, que se miden más por su longitud que por su calidad.La tranquilidad del matrimonio Barnes se rompe al estropearse una pieza de la lavadora, de fabricación italiana, pero cuyos repuestos deben llegar desde Glasgow. Este incidente, dentro del telefilme...

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Los directivos de TVE, que vuelven a imponer los esquemas de programación vigentes en la primera mitad de los años setenta, brindan hoy una de las jornadas más soporíferas, ordenada de acuerdo con los mismos criterios de festividades especiales, primeros de mayo y jornadas electorales: retransmisiones deportivas en doble dosis y películas de cine, que se miden más por su longitud que por su calidad.La tranquilidad del matrimonio Barnes se rompe al estropearse una pieza de la lavadora, de fabricación italiana, pero cuyos repuestos deben llegar desde Glasgow. Este incidente, dentro del telefilme Déjenme respirar, es lo único reconocible de la habitual programación de losjueves. La transmisión de los santos oficios desde la iglesia de los Padres Dominicos de Alcobendas (las restricciones económicas aconsejan no desplazarse lejos de Prado del Rey), comentadas por Rafael de Andrés (la misma voz de semanas santas anteriores, y misas dominicales y festivas) irá precedida y seguida de tres horas de deporte: hora y media desde Jaca, Campeonato del Mundo de patinaje artístico (danza profesional) y hora y media de baloncesto desde El Ferrol, final de la Copa del Rey entre Barcelona y Manresa. Si la exagerada y fácil ración de deporte se quedase corta, todavía hay otros dos programas: el Mirador de los deportes, de Miguel Ors, más que mirador es un locutorio, y el Polideportivo de la segunda cadena.

El día en que murió Cristo, película probablemente norteamericana, de James Cellan Jones, de la que no consta su fecha de producción, narra los últimos días de la vida de Cristo y está interpretada por Chris Sarandon y Collin Blakely. Por lo demás, se sabe solamente que su duración es de dos horas y media y que otras alternativas barajadas por los programadores fue la reposición de Ben-Hur, en busca de títulos monumentales como La túnica sagrada, que se emite el próximo sábado y que, en estos momentos, se dobla en Barcelona a marchas forzadas sin disponer de diálogos en castellano ni de la banda internacional de sonido.

La segunda cadena no sufre alteraciones respecto al esquema habitual. Lo grave es que desde las nueve de la noche, en que comienza Redacción de noche, hasta las 23.30 en que se emite la meditación de Miguel Peinado, obispo de Jaén, en cualquier momento en, que se encienda el televisor aparecerá un busto parlante. Si se añade la hora y media de Gaceta cultural, Gente, hoy y Mirador de los deportes, sin tener en cuenta otros telediarios, se obtienen cuatro horas de sucesivos monólogos en un solo día, el más mísero de los géneros de programas para televisión.

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