El Madrid Intenta conseguir hoy su séptimo título continental

Berlín, ciudad sin ninguna tradición baloncestística, acogerá a partir de las ocho de la noche de hoy la final de la XXIII edición de la Copa de Europa, que disputarán el Real Madrid, seis veces campeón de Europa, y el Maccabi, campeón de Israel, país que, pese a no pertenecer geográficamente al viejo continente, está incorporado al torneo europeo, cuyo título consiguió en 1977. Hay que señalar que las medidas de seguridad en torno a los israelíes son enormes, y que ayer se acentuaron, pues parece que ha habido una amenaza concreta por parte de la banda Baader-Meinhof

En la bella ciudad...

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Berlín, ciudad sin ninguna tradición baloncestística, acogerá a partir de las ocho de la noche de hoy la final de la XXIII edición de la Copa de Europa, que disputarán el Real Madrid, seis veces campeón de Europa, y el Maccabi, campeón de Israel, país que, pese a no pertenecer geográficamente al viejo continente, está incorporado al torneo europeo, cuyo título consiguió en 1977. Hay que señalar que las medidas de seguridad en torno a los israelíes son enormes, y que ayer se acentuaron, pues parece que ha habido una amenaza concreta por parte de la banda Baader-Meinhof

En la bella ciudad germana hay temperatura y ambiente fríos, cosa lógica por lo anteriormente senalado. El baloncesto no les dice nada especial a los berlineses, pese a lo cual se espera una buena entrada en la Eissporthalle, donde la entrada más cara costará unas 1.200 pesetas. El escenario es un espléndido palacio, con cabida para 9.000 personas. Curiosamente, y este dato incide en lo apuntado, será la primera vez que se celebre un acontecimiento baloncestístico en este pabellón. Esto ha hecho que la cancha haya sido montada provisionalmente a base de unos conglomerados de tableros de madera. Ello constituye un terreno de juego duro, que influirá en el cansancio de los jugadores. Los tableros no son de cristal, sino de una especie de plástico que hace que el contacto con el balón sea irregular; los aros son muy duros. Por tanto, sólo el miedo de ambos equipos a cometer muchas faltas podría producir un tanteo alto.La razón de que la final se dispute en esta ciudad habrá que buscarla, una vez más, en las conveniencias de la FIBA, cuya sede, como se sabe, está en Munich. Así resulta más fácil organizar la final y además el máximo organismo internacional obtendrá unos sabrosos beneficios, toda vez que nadie ignora que en estos momentos el marco es la moneda europea más fuerte. A esto hay que añadir que el desplazamiento desde Tel Aviv resulta asequible, ya que hay un Jumbo diario que hace el trayecto Tel Aviv-Berlín. Efectivamente, el Maceabi tendrá muchísirnos más seguidores que el Real Madrid.

Los equipos no registran ninguna novedad importante, ya que aunque Williams, el enorme negro del conjunto israelí, tiene dañada una mano, se espera que juegue. Ambos se entrenaron ayer. El Maccabi lo hizo a las diez de la mañana y a las ocho de la tarde, y el Madrid, a la seis y media, inmediatamente antes de la segunda sesión de sus rivales.

A medida que se acerca el comienzo del partido como si de unas apuestas se tratara, sube enteros el favoritismo del Maecabi. Pese a ello, Lolo Sainz, técnico madridista, fue sincero y manifestó a EL PAIS que creía que los dos equipos tenían las mismas posibilidades, ya que si la balanza se podría inclinar a favor del Maccabí por los resultados que entre ambos hubo en la fase final (97-96 en el Pabellón y 110-100 en Tel Aviv), este era un factor que no debería influir en una final. Igualmente dijo que su mayor preocupación la constituía Silver, jugador este al que más difícilmente podría sujetar.

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