Málaga-Atlético, un despropósito futbolístico

El Atlético ya pierde hasta en Málaga, dicho esto sin ánimo peyorativo para el equipo andaluz, que, a pesar de su triunfo, parece no tener otro camino que el descenso. El partido fue un despropósito futbolístico insoportable. No es que se jugara mejor o peor, es que no se jugó. La cosa fue un híbrido lamentable con dos equipos inútiles. Al Málaga cabe disculparle en parte por su precaria situación. Al Atlético, sin recursos, sin ideas, sin garra, sin nada, hace tiempo que le queda una sola aspiración: que acabe esta Liga de pesadilla cuanto antes. Para colmo, todo ello estuvo además salpicado ...

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El Atlético ya pierde hasta en Málaga, dicho esto sin ánimo peyorativo para el equipo andaluz, que, a pesar de su triunfo, parece no tener otro camino que el descenso. El partido fue un despropósito futbolístico insoportable. No es que se jugara mejor o peor, es que no se jugó. La cosa fue un híbrido lamentable con dos equipos inútiles. Al Málaga cabe disculparle en parte por su precaria situación. Al Atlético, sin recursos, sin ideas, sin garra, sin nada, hace tiempo que le queda una sola aspiración: que acabe esta Liga de pesadilla cuanto antes. Para colmo, todo ello estuvo además salpicado por una dureza que rayó en ocasiones la violencia. Para buscar el gol se va a hacer preciso firmar un seguro de vida.Un fallo inicial de Dirceu ante Megido estuvo a punto de costar un gol al Atlético, que salvó con apuros Navarro. Otra salida arriesgada, hacia el final, del meta rojiblanco, supuso su segunda intervención. Su colega Corral se ganó el jornal en otra acción arriesgada a pies de Rubén Cano -y en detener algún disparo lejano de Dirceu. La historia en oportunidades de gol del partido acaba ahí. Y la historia del propio encuentro, también. En La Rosaleda podía haberse aprovechado la baza dejugar ambos equipos sin portero. Así loo entendió a veces Navarro, que en los minutos finales se situó casi de defensa. Navarro realizó unajugada preciosa y precisa, con dos hábiles fintas a un delantero rival, a la altura teórica del antiguo medio centro derecho. Alguno de sus compañeros contempló la acción con cierto aire de envidia.

Para la afición malaguista el Atlético ha sido, aparte del peor equipo que ha pasado por allí, el más duro. Para los rojiblancos fue el Málaga el cuadro que repartió más cera. ¿La realidad? Todos dieron lo suyo. Hay pruebas palpables. En el minuto veinte de la cosa ya se habían producido dos cambios, ambos por lesión. Salguero y Capón fueron los lastimados. En la segunda parte Rubén Cano debería marcharse también, tras la durísima entrada de Aráez. La fortuna impidió más lesiones. La furibunda entrada inicial de Salcedo -ex jugador del Madrileño, filial rojiblanco- a Marcos fue impresionante, vengativa.

Megido y Salguero, cincuenta millones

Al Atlético lo bautizó su presidente con aquello ya tópico del «Pupas». En La Rosaleda se produjeron algunos hechos que vuelven a prestar consistencia a la frase. En el Málaga sólo hay un jugador con capacidad de creación, con calidad superior al tono mediocre, con poder realizador: Megido. Y el. polémico Megido, que está realizando una temporada magnífica, marcó por lógica el gol de su equipo. Durante la semana se ha especulado con que el propio Megido y el joven defensa Salguero -diecinueve años, al que se intuye calidad de futuro- podrían pasar al equipo rojiblanco, en un «paquete» valorado en cincuenta millones. Salguero se lesionó de cierta gravedad en la clavícula.,

Analizar al actual Atlético es tarea casi imposible. De Navarro, el meta, ya queda dicho que realizó la mejor jugada del partido. La defensa, con Capón, Pereira, Ruiz y Quique, mantiene un tono discreto, aun con algún que otro despiste. La media no tiene capacidad creadora. Guznián no pasa de aportar su innegable voluntad, incluso cuando pasó al lateral tras la lesión de Capón. Leal, que reapareció, se notó poco, lo mínimo. Bermejo, que cubrió la zona centrocampista de Guzmán, no acaba de pulirse, aunque ya va siendo hora. Y Dirceu juega en inferioridad de condiciones físicas -está con problemas en los abductores- y pierde incluso brillo su fútbol porque tiene que dedicarse a tapar huecos y a correr -lo hace- como el que más. El ataque no existe. Marcos alterna algunas cosillas -pocas- con desaciertos muchos-; González sigue sin encontrarse tras su lesión. Y Rubén Cano bastante tiene con jugarse los tobillos, y perderlos, en cada encuentro. Luis no cree en Rubio para los partidos de fuera. Ni en Rubio ni en los otros. La temporada del Atlético está vista para sentencia: desastrosa.

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