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«Una obra de amor,

desde la primera palabra hasta el último gesto.» Así calificó Antonio Gala su última pieza teatral, Petra Regalada, después de agradecer, en la madrugada de su estreno, los aplausos de un público adicto y confuso ante la acumulación de barroquismo e interpretaciones que contiene su obra. El escritor y dramaturgo aprovechó el escenario para rendir homenaje a la «extraña profesión» de los actores, robinsones que dejan su huella sobre el espacio escénico. Señaló también Antonio Gala que el teatro en España está «muy enfermo». En palabras del dramaturgo español, «pienso, como un pers...

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desde la primera palabra hasta el último gesto.» Así calificó Antonio Gala su última pieza teatral, Petra Regalada, después de agradecer, en la madrugada de su estreno, los aplausos de un público adicto y confuso ante la acumulación de barroquismo e interpretaciones que contiene su obra. El escritor y dramaturgo aprovechó el escenario para rendir homenaje a la «extraña profesión» de los actores, robinsones que dejan su huella sobre el espacio escénico. Señaló también Antonio Gala que el teatro en España está «muy enfermo». En palabras del dramaturgo español, «pienso, como un personaje de la obra, que nadie que venga de arriba o de fuera podrá hacer nada, ni en política, ni en la vida, ni en el teatro. Al teatro lo sanaremos entre todos». Dirigiéndose a una audiencia entre la que estaba Santiago Carrillo, Rafael Alberti, Joaquín Garrigues Walker, Juan Luis Cebrián, Miguel Angel Aguilar.... dijo, refiriéndose a la recuperación de salud del teatro español: «¿Por qué no empezamos esta misma noche? Os regalamos esta Petra Regalada para ponerla como una señalita en vuestro corazón.» Antonio Gala recogió cerca de su bastón un clavel blanco arrojado por el público y se lo entregó a la actriz Julia Gutiérrez Caba.

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