El Madrid supo aprovechar sus bazas para ganar

Un Real Madrid que supo aprovechar perfectamente sus bazas y que sacó el máximo partido de los fallos, muchos y continuados, del rival, se impuso cómodamente y sin necesidad de hacer ningún alarde a un Sinudyne que, además de hacer demasiadas concesiones, decepcionó por completo a todos los niveles. El equipo italiano se mostró incluso a veces como un equipo de colegiales. De no saberlo, nadie apostaría un duro por decir que este es el actual campeón italiano. Una vez más, la gran racha que atraviesa Rafael Rullán fue factor muy importante para una holgada victoria del Real Madrid, que le colo...

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Un Real Madrid que supo aprovechar perfectamente sus bazas y que sacó el máximo partido de los fallos, muchos y continuados, del rival, se impuso cómodamente y sin necesidad de hacer ningún alarde a un Sinudyne que, además de hacer demasiadas concesiones, decepcionó por completo a todos los niveles. El equipo italiano se mostró incluso a veces como un equipo de colegiales. De no saberlo, nadie apostaría un duro por decir que este es el actual campeón italiano. Una vez más, la gran racha que atraviesa Rafael Rullán fue factor muy importante para una holgada victoria del Real Madrid, que le coloca en óptimas condiciones para ser uno de los dos finalistas que estén el 27 de marzo en Berlín.Tanto Lolo Sainz como Ramón Guardiola, los dos técnicos del equipo blanco, pudieron respirar tranquilos esta vez, porque el planteamiento, sencillo pero eficaz, les salió a la perfección, y de ahí que no se vieran obligados a «cambiar» nada a lo largo de los cuarenta minutos. Es cuando al Madrid le sale bien la baza de su planteamiento cuando el equipo blanco consigue cómodas, aunque no brillantes, victorias. Los técnicos madridistas demostraron que conocen a la perfección al conjunto italiano y aprovecharon los muchos fallos que éste tuvo para mandar siempre en la cancha y en el marcador sin el más mínimo problema. El 12-0, que se registraba a los cuatro minutos, fue una prueba más que elocuente de lo dicho.

A partir de ahí, y pese a que a los nueve minutos se produjo un 20-16, nadie dudó en ningún momento de que ayer por la tarde el único vencedor que podía haber en el pabellón era el Real Madrid.

Por otro lado, los blancos utilizaron con seriedad y eficacia sus armas. Los rebotes de Meister, esa gran racha ofensiva de Rullán, ante la que Cosic nada pudo -ni, a veces, quiso- hacer; una gran dirección de Juan Antonio Corbalán, que desbordó y dominó a los tres bases italianos que Driscoll puso progresivamente en cancha para tratar de frenar al base madridista. Ni Caglieris, en primer lugar, ni Valenti ni Cantamessi pudieron hacer nada por evitar que Corbalán mandara y fuera dueño y señor no sólo de su equipo, sino del juego que se estaba desarrollando en la cancha. A esto no tienen más que añadir los puntos de los aleros blancos Brabender y Walter. La resultante de todo esto no podía ser otra que una victoria tan holgada como inesperada, que consiguió, con justicia y autoridad, el conjunto de Lolo Sainz.

La decepción de los italianos fue total. Habría que decir aquello de que «éste no es un campeón italiano, que me lo han cambiado», porque nunca un representante transalpino en la Copa de Europa jugó tan mal en el pabellón. Sin ir más lejos, basta recordar que la temporada pasada el Emerson -ahora jugando la Recopa- ganó a los blancos y les privó a éstos de jugar la final. El Sinudyne no dio en ningún momento sensación de equipo y se mostró sin seriedad, sin entidad y, lo que es más grave, sin entusiasmo ni ganas de luchar. Su apatía dejó extrañados a cuantos acudieron al pabellón a ver al campeón de un país que está siempre entre los cuatro mejores de Europa. Por si fuera poco, sólo la actuación de sus extranjeros le salvó del naufragio total, ya que de no haber sido por Cosic y McMillan (cincuenta puntos) aquello, además de haber sido una hecatombe, se hubiera identificado plenamente con un partido de colegio. Mal en defensa, desordenado en ataque y sin la más mínima disciplina de juego, lanzó balones al aro cuando apenas hablan transcurrido cinco o seis segundos de posesión de balón, y sin mirar nunca si tenía o no rebote, lo que facilitó enormemente la labor bajo los aros del Madrid. Además no hizo en los cuarenta minutos ni un solo contraataque, arma hoy decisiva para poder sumar puntos, y si el equipo italiano llegó a 81 fue, aparte de por lo ya, expuesto, porque el Madrid -que no hizo, ni mucho menos, un gran partido, quizá porque no se vio obligado a hacerlo- no se esmeró tampoco a la hora de defender.

El Madrid, con este triunfo, da un paso más, pero realmente importante, hacia la final de la Copa de Europa, que ya camina por su segunda vuelta. No se puede olvidar que el Sinudyne acaba de ganar al Bosna, máximo rival madridista, con el Maccabi, lo que demuestra también el mal momento del cuadro yugoslavo, actual campeón.

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