Amparo Seguit
cuenta, mientras bebe de una copa de champaña en casa de los Ríu, que nunca tuvo suerte en la lotería. «Mora he pellizcado», dice, « 1.600.000 pesetas. Lo primero que haré es encender una vela al padre Gárate, un religioso de Bilbao, ya muerto, a quien me encomendé cuando hace tiempo estuve enferma. No, por la lotería nunca le pedí nada. La vela se la pondré en mi casa, ante una estampa suya que guardo, ya que es un santo que no tienen en la parroquia. »...
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cuenta, mientras bebe de una copa de champaña en casa de los Ríu, que nunca tuvo suerte en la lotería. «Mora he pellizcado», dice, « 1.600.000 pesetas. Lo primero que haré es encender una vela al padre Gárate, un religioso de Bilbao, ya muerto, a quien me encomendé cuando hace tiempo estuve enferma. No, por la lotería nunca le pedí nada. La vela se la pondré en mi casa, ante una estampa suya que guardo, ya que es un santo que no tienen en la parroquia. »