Descalabro histórico del Madrid

Al final, en medio de un emocionante delirio, que hizo llorar de alegría a los jugadores del Tempus, había que volver a mirar el marcador para creérselo. Un Tempus pletórico y lleno de fuerza, que superó incluso al Tempus de los comienzos de Liga, no sólo ganó, sino que humilló y vapuleó a un Madrid que, una vez más, quedó en evidencia. El campeón de Liga mostró las lagunas que desde comienzos de temporada fueron denunciadas (ya que no descubiertas), porque, pese a los triunfos conseguidos, la línea descendente del equipo blanco es evidente. Ayer, en un partido que se podía calificar de histór...

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Al final, en medio de un emocionante delirio, que hizo llorar de alegría a los jugadores del Tempus, había que volver a mirar el marcador para creérselo. Un Tempus pletórico y lleno de fuerza, que superó incluso al Tempus de los comienzos de Liga, no sólo ganó, sino que humilló y vapuleó a un Madrid que, una vez más, quedó en evidencia. El campeón de Liga mostró las lagunas que desde comienzos de temporada fueron denunciadas (ya que no descubiertas), porque, pese a los triunfos conseguidos, la línea descendente del equipo blanco es evidente. Ayer, en un partido que se podía calificar de histórico, al menos en cuanto al resultado se refiere, el equipo blanco sufrió un verdadero descalabro.Habría que buscar minuciosamente en el archivo para encontrar una derrota blanca de este calibre. Quizá la última fuera frente al Picadero de los Codina, Ramos, Nora, Harge, Theo Cruz, Alfonso Martínez, hace más de diez años, en que perdió por 36 puntos en Barcelona.

Ayer no fue un equipo cuajado de figuras quien le derrotó de forma contundente, sino un conjunto de gente joven, que surgió con increíble fuerza, potencia y velocidad; un conjunto que no conjuga muy bien aún el verbo defender, pero que no entiende para nada de conservadurismos y se lanza a tumba abierta en busca del triunfo sin tener en cuenta quién es el rival. Su juego, técnicamente, no ofrece mucha calidad, pero lo de introducir un balón en el cesto, que es en lo que consiste este juego, lo dominan.

Mostrando una potencia enorme de salto y unas facultades portentosas bien aplicadas al baloncesto, el Tempus luce un tipo de juego moderno y práctico que aparece realmente imparable. Para llevar a cabo todo esto contó ayer, además, con una fabulosa actuación de su base Llorente -principal artífice-, una eficacia sin lucimientos de Sowinski y un magnífico quehacer de Del Corral. Todo muy bien apoyado por la labor bajo los aros de Romay y Fermosell. Todo esto les llevó a ganar en el segundo tiempo a su rival por ¡29 puntos!

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