El Tempus, una selección sub-23

La acusación hecha por el Askatuak de que el Tempus no debería participar en la competición de Liga por ser éste un equipo formado al amparo federativo -a modo y semejanza del último Hesperia- obliga a definir lo que es el Tempus -veintiún años y 1,95 de talla media-, y a contestar algunas de las preguntas que se hacía ayer en EL PAIS José Antonio Gasca.Efectivamente, debido a las circunstancias que apuntaba el técnico donostiarra, el Tempus aparece como una especie de selección sub-23 de hombres llegados de distintos puntos de la geografía española. Pero no es nuevo. No es nuevo que los grand...

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La acusación hecha por el Askatuak de que el Tempus no debería participar en la competición de Liga por ser éste un equipo formado al amparo federativo -a modo y semejanza del último Hesperia- obliga a definir lo que es el Tempus -veintiún años y 1,95 de talla media-, y a contestar algunas de las preguntas que se hacía ayer en EL PAIS José Antonio Gasca.Efectivamente, debido a las circunstancias que apuntaba el técnico donostiarra, el Tempus aparece como una especie de selección sub-23 de hombres llegados de distintos puntos de la geografía española. Pero no es nuevo. No es nuevo que los grandes se fortalezcan a costa de que por ejemplo, equipos como el histórico Aguilas estén cada vez más debilitados, cuando jugadores vizcaínos como Gaztañaga y sobre todo López Iturriaga no sólo habrían mantenido al equipo en categoría superior, sino que serían un aliciente para los que allí empiezan. El espejo en el que se mirarían no sería la televisión, sino unos jugadores a los que verían jugar cada domingo.

El potencial humano de los jugadores del Tempus se salede lo habitual. De los nueve hombres que hay inscritos como seniors en la Española, cuatro tienen diecinueve años, tres veintidós, uno veintitrés y otro veintiséis. El de menos talla mide 1,79, y el más alto, 2,11. Hay tres que pasan de los dos metros. Tres son de Madrid y el resto de Santander, ValladoLd, Venezuela, La Coruña, Cádiz y Estados Unidos.

Surge de nuevo el problema de los equipos que se dedican a hacer y descubrir jugadores para que íuego los poderosos se los lleven. Con la retención, que no es aplicable más que en Primera, sólo se ha conseguido que se los lleven antes para que figuren en sus equipos juniors. Aquellos, casos del Askatuak, se cansan y acaban por denunciar un hecho tras otro. Se trata de dos baloncestos distintos. El problema, no por viejo es menos grave y concretamente la disconformidad de los donostiarras viene nada menos que de la asamblea celebrada en Vitoria en 1966. Entonces Gasca empezó a denunciar el profesionalismo de muchos de nuestros baloncestistas, pero sus palabras fueron rechazadas e ignoradas por el poder amparándose en que la A de la FIBA significaba amateurs y en paz. Desde entonces vienen los enfrentamientos Saporta-Gasca, aunque éste advierte: «No tengo nada en contra de Saporta, pero lo que no quiero es que juegue con cuatro comodines.»

Evidentemente resulta muy dificil vencer al contrario si juega con cuatro comodines. Esto, sin embargo, lo consiguió el entonces conjunto de Gasca, Atlético de Sán Sebastián, que exactamente el 3 de diciembre de 1967 se impuso al Madrid por 73-70. Mencionamos aquel resultado porque también tiene que ver con todo este tema. El triunfo fue más que significativo, ya que por el Atlético jugaban: Azpiazu (14), García (11), Guruceta (16), Laborde (6), Moreno (14), Zabaleta (11), Puga (1). (No había entonces americano.) Enfrente estaban, Luyk (31), Nava (16), Emillano (13), Sevillano (6), Cristóbal (2). Sáinz (2).

La trayectoria de uno y otro equipo, la larga historia de cómo funcionan unos y otros, trajo consigo la polémica. Normal.

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