Ofensiva de los "leninistas" contra los "carrillistas" en el PSUC

Una ofensiva de la tendencia «leninista» del Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC) está en curso de materialización con la finalidad de eliminar la influencia del sector carrillista o bandera blanca del mismo partido en el movimiento obrero en el bajo Llobregat, la fábrica SEAT y, en general, el ramo del metal. Fuentes de ambas tendencias informaron a EL PAIS de dicho proceso, que sitúan en la perspectiva de la conferencia del PSUC convocada para los días 7, 8 y 9 de diciembre y cuyo tema principal es la política comunista con relación al movimiento obrero.

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Una ofensiva de la tendencia «leninista» del Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC) está en curso de materialización con la finalidad de eliminar la influencia del sector carrillista o bandera blanca del mismo partido en el movimiento obrero en el bajo Llobregat, la fábrica SEAT y, en general, el ramo del metal. Fuentes de ambas tendencias informaron a EL PAIS de dicho proceso, que sitúan en la perspectiva de la conferencia del PSUC convocada para los días 7, 8 y 9 de diciembre y cuyo tema principal es la política comunista con relación al movimiento obrero.

El problema está directamente relacionado con la grave crisis que apareció en ocasión de la sesión del comité central de los días 9 y 10 de abril del presente año, la cual, a su vez, se enmarca dentro del proceso de bipolarización política interna que afecta al PSUC, de forma creciente, desde hace dos años. En aquella sesión del comité central dimitieron seis miembros de dicho organismo de la tendencia autodenominada carrillista y que sus oponentes llaman bandera blanca o socialdemócrata. Ahora, los leninistas desean eliminar la influencia de aquellos dimisionarios y sus colaboradores en el seno del movimiento obrero.

Lucha por el control obrero

El toque de atención inmediato se produjo en ocasión de una reunión celebrada en Castelldefels el pasado día 10. Los asistentes eran conocidas figuras de la tendencia leninista, entre las cuales destacaba Esteban Cerdans Francés, miembro del comité central del PSUC. Fuentes bandera blanca informaron que la finalidad de la reunión era «cargarse políticamente a Francesc Baltasar». Este último es un bandera blanca -es decir, perteneció a Bandera Roja, organización maoísta cuyos antiguos dirigentes constituyen paradójicamente el sector más derechista del PSUC- que dimitió de su condición de miembro del comité central en sesión del 9 de abril, pero continúa siendo responsable político del PSUC en el Bajo Llobregat. donde este partido cuenta con más de 5.000 militantes. Baltasar, de profesión periodista, no desempeña funciones importantes dentro de CCOO, sino sólo en el partido.A través de una marginación de Baltasar, los leninistas desean lograr la neutralización de Carlos Navales -otro carrillista-, que actualmente es secretario comarcal del Bajo Llobregat de CCOO y miembro del comité central del PSUC. Eliminadas estas dos personas habría desaparecido el foco más importante de influencia carrillista o bandera blanca en el campo obrero, que desde siempre lo ha representado la comarca del Bajo Llobregat. Entonces podría hablarse de total dominio leninista en el movimiento obrero comunista catalán.

El caso SEAT

El segundo punto de interés es la organización del PSUC y de CCOO en la fábrica SEAT -30.000 trabajadores- que siempre ha constituido un hito decisivo para el movimiento obrero catalán. El pasado día 11 se celebró otra reunión en Barcelona a la que asistieron dirigentes de las CCOO catalanas, de la Federación del Metal -a nivel estatal y catalán-, y representantes de la sección sindical de CCOO de SEAT. En la reunión los leninistas solicitaron la dimisión de tres carrillistas de sus cargos en el seno del comité de gestión del comité de empresa de SEAT. Se trata de Silvestre Gelaberte- que había dimitido de su condición de miembro del comité central del PSUC el 9 de abril-, Pedro López y un tercer trabajador apellidado Carrasco.Con relación a la organización obrera en SEAT se da un muy fuerte enfrentamiento entre el leninista Armando Varo -miembro del comité central del PSUC y secretario general de CCOO del metal de Barcelona- y el carrillista o socialdemócrata Silvestre Gilaberte, dimisionario del comité central el pasado mes de abril. Los leninistas ponen especial hincapié en que el incremento de la participación de FIAT en SEAT no debe hacerse, en ningún caso, en detrimento del porcentaje del capital que actualmente corresponde al Instituto Nacional de Industria. En cambio, la otra tendencia no da especial importancia a este aspecto ni considera intangibleel problema del porcentaje del INI, con lo cual su postura se asemeja a la de UGT.

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El Sindicato del Metal

Otra pugna de la mayor importancia tiene como marco el Sindicato del Metal de CCOO y como protagonistas el diputado comunista Juan Ramos -miembro del comité ejecutivo del PSUC y secretario general de dicho sindicato- y Pere Camps, secretario de organización del mismo sindicato. El diputado Juan Ramos, después de un período de vacilación, se identifica plenamente con la tendencia leninista y Camps con la antagónica. La postura de Camps aparece como la más débil. Otro dirigente obreroque también estaría en situación débil es Francisco Gordillo, cuya dimisión del comité local del PSUC de Tarrasa fue lograda por los leninistas, pero que continúa siendo responsable local de CCOO. Finalmente, también está afectado por la ofensiva leninista Antoni Ramón, ex bandera roja, actual bandera blanca y responsable sindical en Hospitalet de Llobregat.Los propios bandera blanca reconocen que «se ha producido un fuerte avance leninista en el movimiento obrero, pese a que en el comité central del PSUC habíamos fumado la pipa de la paz». Esta apreciación no es, desde luego, desmentida por los leninistas, que ven con optimismo extremo la proximidad de la conferencia estatutaria del PSUC, afirmando que «en ella barreremos».

Lo que sí aparece como evidente es que en las siete semanas que faltan para la conferencia del PSUC las dos tendencias más antagónicas jugarán a fondo todas sus piezas, haciendo regresar a la actualidad una ya vieja historia de discrepancias internas, probablemente sin precedentes en la historia del movimiento comunista mundial.

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