Al Madrid le traiciona la defensa

Desafortunada presentación del Madrid ante la parroquia. Se temía la inseguridad defensiva, pero ningún pesimista aficionado había pensado que fuera para tanto. El Madrid fue un coladero en la parte de atrás. De media hacia adelante estuvo voluntarioso y discreto, pero atrás confirmó todas las alarmas que se han escuchado hasta ahora. El Hamburgo ganó cómodamente, sin necesidad de grandes esfuerzos.Los boquetes en la defensa del Madrid -mejor, en el sistema defensivo- se vieron desde el primer momento. Un punta que deja su zona, un centrocampista que le acompaña, otro que aparece por el hueco ...

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Desafortunada presentación del Madrid ante la parroquia. Se temía la inseguridad defensiva, pero ningún pesimista aficionado había pensado que fuera para tanto. El Madrid fue un coladero en la parte de atrás. De media hacia adelante estuvo voluntarioso y discreto, pero atrás confirmó todas las alarmas que se han escuchado hasta ahora. El Hamburgo ganó cómodamente, sin necesidad de grandes esfuerzos.Los boquetes en la defensa del Madrid -mejor, en el sistema defensivo- se vieron desde el primer momento. Un punta que deja su zona, un centrocampista que le acompaña, otro que aparece por el hueco libre... Las estratagemas del Hamburgo producían espectaculares pasillos en las dos bandas. Al tercer minuto de juego, para más complicar las cosas, Kaltz saca una falta sobre el área y allí no se mueve nadie más que Hrubesh para meter el pie y marcar. Luego, otra vez las combinaciones de ataque del Hamburgo, las galopadas de Keegan -cuyo marcaje fue encomendado por Molowny a Stielike, quién sabe por qué-, y otra vez los boquetes atrás. Miguel Angel pasó varios apuros y dejó el puesto, sin lesión aparente, a García Remón, que se pasó el partido desgañitándose, jugando casi en el punto de penalty, por si tenía que salir al cruce sobre alguno de. los alemanes que frecuentemente se colaban. Llevaba nueve minutos en el marco cuando tuvo que encajar otro gol. Hartwig se va por la banda, centra sobre el área, Keegan deja pasar el balón entre las piernas y Hrubesh machaca al portero desde cerca. Y la defensa, mientras, buscando el balón por la otra banda.

Lo pasó mal el Madrid hasta el descanso. De cuando en cuando atacaba, con las mismas armas de¡ año pasado -son los mismos hombres- menos una: Stielike, a quien Molowny sacrificó y condenó a pasar una mala noche al encargarle el marcaje de Keegan. Stielike no es un hombre especialmente capacitado para esa tarea, y hacerle estrenarse con Keegan equivale a darle un mal rato.

En el segundo tiempo entró Isidro en un lateral, con traslado de San José a la media, y Aguilar ocupó el extremo derecho. De¡ Bosque y Wolff -que habían estado muy lentos y despistados siempre, superados por las acciones de ataque del Hamburgo- se quedaron fuera. El Madrid peleó mejor, hizo pressing en la media, se creció y equilibró el partido. Jensen marcó un gol precioso, en impecable jugada con Juanito. Pero ya empezaba a encontrar pasillos otra vez el Hamburgo cuando Juanito conseguía el empate al beneficiarse de la manga ancha, anchísima, del internacional Franco Martínez, que se tragó un fuera de juego inmenso. Pero la suerte del Madrid estaba echada. No importaba que el empate estuviese en el marcador, ni que Stielike hubiese abandonado el marcaje de Keegan para jugar por la media. El Hamburgo volvió a descubrir las deficiencias de la defensa madridista, a abrir huecos, a concentrar tres hombres en una zona, tres en otra y lanzar el bajón a una tercera por la que aparecía otro sin que la defensa madridista supiera cómo. Más gritos de García Remón, más alborotos de la defensa, dos golesmás y unos pocos sustos. Al final, una derrota contundente -demasiado, para haberse producido en casa- y una conclusión vieja: al Madrid le traiciona la defensa.

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