Deslucida victoria del Flamenco sobre el Rayo

Tal como se esperaba, la final del torneo de Palma será una repetición de: la que se disputó en el Teresa Herrera: Madrid- Flamengo. Ayer, el equipo brasileño se impuso con Justicia, haciendo valer la lógica de su mejor fútbol, a un Rayo Vallecano que apenas tuvo, mayor inquietud que la de impedir una posible humillación.

Quiso sorprender Claudio Coutinho con una nurrieración deseon certante, buscando con ello despistar a González. Así, los dorsales números dos, once, siete y ocho algo patriótica el balear Pascual formaban la línea defensiva; el tres, seis y diez, la media, y el cua...

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Tal como se esperaba, la final del torneo de Palma será una repetición de: la que se disputó en el Teresa Herrera: Madrid- Flamengo. Ayer, el equipo brasileño se impuso con Justicia, haciendo valer la lógica de su mejor fútbol, a un Rayo Vallecano que apenas tuvo, mayor inquietud que la de impedir una posible humillación.

Quiso sorprender Claudio Coutinho con una nurrieración deseon certante, buscando con ello despistar a González. Así, los dorsales números dos, once, siete y ocho algo patriótica el balear Pascual formaban la línea defensiva; el tres, seis y diez, la media, y el cuatro, cinco y nueve, la delantera. Esto, unido a la táctica cavolvente de los carlocas, y a las precauciones defensivas rayistas, hizo que el espe ctáculo fuese absolutamente deslucido. El ritmo cadencioso, armónico, pero exento de profundidad del Flamengo, no llegó a imponerse plenarriente en una primera mitad, que transcurrió sin alternativas espectaculares. Las únicas acciones capaces de mover el marcador llegaron por remates lejanos, que el Flamengo prodigó.

La prudente contrarréplica táctica del Rayo al malabarismo del fútbol-samba brasileño, pareció dar sus frutos de forma sorrprendente cuando en una decisión algo patríotica, el balear Pascual Segura señaló el discutible penalti a favor del equipo de Vallecas.

Puede decirse que ahí se acabó el exiguo ataque del Rayo, cuyo bagaje ofensivo se redujo en el se clundo período al obligado disparo de Tanco desde el punto de penalti. Alvarito se perdió siempre en regates ineficaces, Astegiano se limitó a luchar con tesón, pero sin acierto, y los centrocampistas del Rayo estuvieron más pendientes de cerrar líneas que de arriesgarse.

Aun así, la alegría rayista duró poco, exactamente tres minutos, como si los jugadores del Rayo no acabaran de creerse que iban por delante en el marcador. El Flamengo, ahora sí, apretó el acelerador de su fútbol y dio la vuelta al resultado.

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