En casa, no

Todo el mundillo del fútbol español está de acuerdo en señalar a Guruceta como el número uno del arbitraje. Como el mejor, más autoritario y justo de nuestros árbitros, a pesar de los varios problemas que ha creado a lo largo de su carrera. Sin embargo, y esto es lo curioso, sólo le quieren... fuera de casa. Guruceta arbitra mañana el Gijón-Las Palmas, de semifinales de Copa, y los asturianos han puesto el grito en el cielo; los canarios, por contra, se frotan las manos. Y es que a cada cual, cuando juega en casa, lo que le interesa no es un buen árbitro, sino uno de tantos que ven con mucha m...

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Todo el mundillo del fútbol español está de acuerdo en señalar a Guruceta como el número uno del arbitraje. Como el mejor, más autoritario y justo de nuestros árbitros, a pesar de los varios problemas que ha creado a lo largo de su carrera. Sin embargo, y esto es lo curioso, sólo le quieren... fuera de casa. Guruceta arbitra mañana el Gijón-Las Palmas, de semifinales de Copa, y los asturianos han puesto el grito en el cielo; los canarios, por contra, se frotan las manos. Y es que a cada cual, cuando juega en casa, lo que le interesa no es un buen árbitro, sino uno de tantos que ven con mucha más facilidad las faltas del de fuera que las del de casa. Guruceta, a quien no le importan las broncas, pita lo que ve, y eso, por lo visto, sigue sin ser bueno. Nuestro fútbol está dejando de tener «problema arbitral», pero, paradójicamente, eso supone todo un problema.

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