Reportaje:

Agostini, un mito que desaparece en el motociclismo mundial / 1

Giacomo Agostini, quince veces campeón del mundo de motociclismo, el hombre que ha batido todos los récords en el mundo de las dos ruedas, ha decidido retirarse de la competición activa. A sus 35 años, cansado de desprestigiar su propia imagen sobre la pista a cambio de fuertes sumas de dinero en concepto de primas de salida o soportes publicitarios, el rey Ago ha dicho adiós definitivamente. Con su marcha, desaparece el mayor mito del motociclismo a nivel mundial.

Agostini nació el 16 de junio de 1942, en Brescia, en el norte de Italia. Su primera carrera la disputó como piloto privado...

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Giacomo Agostini, quince veces campeón del mundo de motociclismo, el hombre que ha batido todos los récords en el mundo de las dos ruedas, ha decidido retirarse de la competición activa. A sus 35 años, cansado de desprestigiar su propia imagen sobre la pista a cambio de fuertes sumas de dinero en concepto de primas de salida o soportes publicitarios, el rey Ago ha dicho adiós definitivamente. Con su marcha, desaparece el mayor mito del motociclismo a nivel mundial.

Agostini nació el 16 de junio de 1942, en Brescia, en el norte de Italia. Su primera carrera la disputó como piloto privado, cuando tenía diecinueve años de edad, con una motocicleta de calle que había preparado para poder correr. Los resultados iniciales fueron esperanzadores, y, poco a poco, Mino fue dedicando más tiempo a la preparación de su máquina y a tomar parte en carreras con ella que a cualquier otra cosa.Un año más tarde, en 1962, Agostini comenzó su impresionante serie de triunfos. En su comienzo, se dedicó sólo a las pruebas que se celebraban en su país. Ni por su edad, ni por sus escasos medios económicos, podía permitirse tomar parte en otro tipo de campeonatos de mayor envergadura. Pero ya en esa temporada, Ago logró dieciséis victorias sobre dieciocho pruebas en las que tomó parte.

La serie continuó el año siguiente, en el que Agostini alcanzó diecinueve triunfos sobre veintitrés carreras, siempre en el ámbito nacional italiano. Pero su figura ya no pasaba desapercibida. Sus victorias habían hecho de él ya un ídolo nacional, por lo que Morini le fichó para que defendiese su marca en el campeonato de Italia. Ago no dejó pasar la oportunidad, y, en la temporada de 1964, su primera como oficial, venció en todas las carreras del calendario, alcanzando el título con abrumadora ventaja sobre sus rivales. Ya era campeón de Italia, lo que se repetiría durante una veintena de ocasiones en su dilatado historial.

Solo duró un año como piloto oficial de Morini. De cara a la temporada 65, los técnicos de MV Agusta se interesaron por sus servicios, y Agostini no dudó en firmar por la gran marca italiana. Iba a ser el segundo piloto de la casa secundando la labor del británico Mike Hailwood, probablemente el mejor piloto de toda la historia del motociclismo. Y, además, iba a tener la oportunidad de tomar parte asiduamente en el campeonato del mundo, en el que había debutado ya, aunque esporádicamente, el año anterior, en el que pilotaba la Morini. Junto a un maestro como Mike the bike (a Hailwood le apodaban La Moto), y sobre una máquina como la MV, que ya por entonces había ganado veinticuatro títulos mundiales, el joven Agostini, con sólo diecinueve años de edad, tenía una oportunidad de aprender como difícilmente podía ofrecerse a ningún otro piloto.

Ya en ese primer año como piloto oficial de MV, Ago logró sus primeras victorias en Gran Premio, y, al final de la temporada, la primera en que se dedicó al Continental Circus, fue subcampeón del mundo, tras su compañero Hailwood, en las categorías de 350 y 500.

En 1966, Hailwood dejó la marca italiana para firmar por Honda, que quiso contar con la gran figura mundial para su equipo de competición. La millonaria cifra que los japoneses ofrecieron al piloto británico, la calidad y seriedad de la escudería nipona, así como la posibilidad de trabajar en la evolución de las máquinas, convencieron a Hailwood de dar tan importante paso.

De esta forma, Agostini se encontró como único piloto de la marca italiana, que, pese a su juventud, le mantuvo la confianza. MV vio en él talla de gran figura, y como, además, estaba convencida de la superioridad de su máquina en la categoría reina, pensó que no tenía necesidad de realizar un costoso fichaje a una figura ya consagrada. La suerte estaba de parte de Mino, al convertirse, de la noche a la mañana, en el primer piloto del equipo más potente de todos cuantos seguían el mundial, y esta suerte iba a seguir con él durante mucho tiempo. Agostini ha sido un hombre afortunado -lo ha demostrado en muchísimas ocasiones-, y esto es muy importante en toda actividad deportiva.

En ese año, Ago conquista ya el título mundial en la categoría del medio litro. Al final de la temporada, y después de haber mantenido duelos sensacionales, los puntos que ha sumado el italiano le emparejan al británico Mike Hailwood y su Honda -que ha conquistado el título en 350 cc-, pero el mayor número de victorias de Agostini le dan el cetro. Agostini es ya campeón del mundo, y este título no es más que el comienzo de una espectacular serie. Hailwood, tentado por la fórmula 1, y ante la decisión de Honda de retirarse de la competición, decide seguir los pasos de su antecesor y compatriota John Surtees, pasando a engrosar el Circo de la fórmula 1. De esta forma, Agostini se queda sin rivales.

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