Múgica y Solana buscan soluciones para la unidad socialista catalana
Enrique Múgica y Javier Solana, del comité ejecutivo del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), estuvieron ayer en Barcelona para tratar del tema de la fusión de la federación catalana de su partido con el Partit Socialista de Catalunya-Congrés (PSC-C). Aunque un portavoz oficial del partido calificó la estancia en Barcelona de ambos dirigentes Como un viaje de paso sin objetivos políticos, Ia fusión de los socialistas catalanes es un tema candente en estos momentos y es muy probable que esté relacionado con la visita.Como ya ha publicado anteriormente EL PAIS, en el seno del PSOE ca...
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Enrique Múgica y Javier Solana, del comité ejecutivo del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), estuvieron ayer en Barcelona para tratar del tema de la fusión de la federación catalana de su partido con el Partit Socialista de Catalunya-Congrés (PSC-C). Aunque un portavoz oficial del partido calificó la estancia en Barcelona de ambos dirigentes Como un viaje de paso sin objetivos políticos, Ia fusión de los socialistas catalanes es un tema candente en estos momentos y es muy probable que esté relacionado con la visita.Como ya ha publicado anteriormente EL PAIS, en el seno del PSOE catalán existe un sector, calificado de «españolista», que se opone a la fusión con el PSC-C y critica la actuación de su secretario general, Josep María Triginer, que consideran demasiado «catalanista».
Según publicaba ayer El Correo Catalán, la central del PSOE considera «muy oportuna y necesaria» la fusión entre ambos partidos en Cataluña, y es por ello que dos de sus dirigentes han llegado a Barcelona con tres propuestas concretas. La primera de ellas consistirá en que el PSC-C y la federación catalana del PSOE se federarán por separado con el PSOE; la segunda contemplaría la designación por parte del PSOE central de los dirigentes del nuevo partido catalán que pasarían a integrarse al comité ejecutivo central. La tercera propuesta, la que centra con más probabilidades de éxito, consistiría en que el PSOE central aceptara, sin poder recusarlos, a los delegados que eligieran en el nuevo partido.