El Atlético lo tuvo demasiado fácil

A tenor del número de tantos conseguidos por los filiales atléticos puede pensarse que éstos realizaron una actuación completa. En realidad, el Atlético jugó lo que tenía que jugar ante un rival que nunca le planteó la más mínima dificultad y que causó una pobrísima impresión.Puestas así las cosas, el encuentro se desarrolló dentro de los cánones del tópico, cuando un equipo es muy inferior a otro. Incluso para constribuir a reafirmar lo clásico de estos partidos no faltó el tan manido tanto del honor que lograron los talaveranos casi a hurtadillas y como avergonzándose de conseguirlo. El Atlé...

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A tenor del número de tantos conseguidos por los filiales atléticos puede pensarse que éstos realizaron una actuación completa. En realidad, el Atlético jugó lo que tenía que jugar ante un rival que nunca le planteó la más mínima dificultad y que causó una pobrísima impresión.Puestas así las cosas, el encuentro se desarrolló dentro de los cánones del tópico, cuando un equipo es muy inferior a otro. Incluso para constribuir a reafirmar lo clásico de estos partidos no faltó el tan manido tanto del honor que lograron los talaveranos casi a hurtadillas y como avergonzándose de conseguirlo. El Atlético marcó pronto dos goles, y los madrileños encontraron la fluidez de su fútbol, e hilvanaron su juego sin mayores pretensiones de brillantez, aunque eso si, buscando el camino más corto, un camino que lo allanaba, en principio, la inocente zaga visitante.

La salida de Corchado en la segunda parte contribuyó aún más a perforar la retaguardia talaverana, y de jugadas suyas nacieron los tres tantos de este período. Fueron cinco los que conseguiría el Atlético, pero sin exagerar ni un ápice pudieron ser siete, ocho o diez.

La facilidad, adjetivo consustancial con el partido, ya venía desde antes de comenzar el encuentro, cuando el club de Talavera regaló al delegado atlético, Paco Valderas, un artístico plato de cerámica. Luego, en el terreno de juego, los chicos de Toht parecían tener auténticos deseos por regalar, o al menos facilitar, la victoria colchonera.

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