Osasuna ganó el partido de los transistores

Todo el interés que pudo derivarse del transcurso del partido del Calderón, y que de hecho, motivaron sus incidencias, cuatro goles, incertidumbre por la ventaja visitante, remates al larguero y reacción atlética tras el descanso, todo ello, quedó minimizado ante la «audición» de los aficionados colchoneros, casi todos con aparatos de radio o más diafanamente a través de la megafonía del estadio, previadente conectada a una emisora madrileña, por la que podía seguirse en directo el partido del hermano mayor en el Sánchez Pizjuán. Así, el informador quedó perplejo cuando a los seis minutos, el ...

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Todo el interés que pudo derivarse del transcurso del partido del Calderón, y que de hecho, motivaron sus incidencias, cuatro goles, incertidumbre por la ventaja visitante, remates al larguero y reacción atlética tras el descanso, todo ello, quedó minimizado ante la «audición» de los aficionados colchoneros, casi todos con aparatos de radio o más diafanamente a través de la megafonía del estadio, previadente conectada a una emisora madrileña, por la que podía seguirse en directo el partido del hermano mayor en el Sánchez Pizjuán. Así, el informador quedó perplejo cuando a los seis minutos, el público, a una, gritó ¡gol! ¿Nos habríamos despistado hasta el punto de no ver lo más noticioso de un encuentro de fútbol? No. El balón rodaba plácidamente por el centro del terreno. El gol lo había marcado... Ayala. Así transcurrieron los noventa minutos de partido. Un partido cuya primera fase fue de mal juego y acentuada lerititud, aunque bien aprovectiada por los de Pachín para logra sus goles en dos acciones sueltas, en las que la zaga local anduvo algo despistada. Los navarros no jugaban con brillantez, ni mucho menos, pero sus hombres acusaban una mayor experiencia. Luego, la dejadez visitante, confiados en su ventaja, y la mayor rapidez y fuerza que imprimeron a sus ataques los atléticos cambiaron el tono del encuentro. Los chicos de Hernández lograron entonces aminorar distancias haciéndose acreedores a nivelar e incluso a superar en esta segunda fase su desventaja. Cuando mayor y más acentuado era el dominio atlético, una magnífica jugada de Zabalza -el veterano jugador hizo bueno aquello de ,«quien tuvo, retuvo»- permitió a Lizoain penetrar entre la desguarnecida zaga colchonera asegurando los dos puntos.

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