Baloncesto

El Madrid arrolló al Barcelona

El partido, sin duda, se presentaba como de los que hacen afición. Había un título en juego y el público respondió como pocas veces, tanto en asistencia como a la hora de animar a sus jugadores, que no necesitaron de mucho para encandilarse y borrar de la cancha a un Barcelona que acabó sucumbido y rendido ante la evidencia de una realidad que quedó bien patente. Sólo puede haber un campeón y, por lo visto en el Pabellón, los azulgranas con el juego que desarrollaron no pueden ni deben serlo. Los blancos fueron superiores de punta a cabo.Empezaron los dos equipos con defensa de asignación y lo...

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El partido, sin duda, se presentaba como de los que hacen afición. Había un título en juego y el público respondió como pocas veces, tanto en asistencia como a la hora de animar a sus jugadores, que no necesitaron de mucho para encandilarse y borrar de la cancha a un Barcelona que acabó sucumbido y rendido ante la evidencia de una realidad que quedó bien patente. Sólo puede haber un campeón y, por lo visto en el Pabellón, los azulgranas con el juego que desarrollaron no pueden ni deben serlo. Los blancos fueron superiores de punta a cabo.Empezaron los dos equipos con defensa de asignación y los pares (que coincidían) quedaban así: Ramos-López Abril, Cristóbal-Guyette, BrabenderFlores, Rullán-M. A. Estrada y Walter-De la Cruz. Mientras los madridistas lo bordaban en defensa el Barcelona empezaba a dar muestras de las lagunas de su juego, que los de Lolo Sainz, en día de inspiración máxima, aprovecharon sin consideración. El acierto de Rarnos, el poderío reboteador de Walter y el el que Rullán tenía comida la moral al mayor de los Estrada hizo que el partido quedara casi visto para sentencia en los diez primeros minutos de juego (26-12).

En ese momento, Luyk entró por Cristóbal, con cuatro faltas, y poco después lo hizo Cabrera en el sitio de Ramos. El equipo siguió en su línea y el Barcelona, se veía totalmente impotente para contener la avalancha madridista que asentaba su juego en una buenísima defensa y lo remataba en la casi infabilidad de sus lanzamientos. Lazic se deshacía buscando cambios que frenaran el vendaval pero nada le daba el resultado apetecido. En el descanso ya todo resuelto: 54-34.

En la segunda mitad el Madrid, acabó bordándolo.

Consiguió 84 puntos y un porcentaje que raya en lo increíble (80% de aciertos en el tiro). Terminó en la cancha con Corbalán, Paniagua, Iturriaga, Prada y Romay como justo premio a los esfuerzos de los suplentes, Guyette, en lucha individual, nada pudo impedir.

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