El público se aburrió en La Mina

Dice la tradición que los choques regionales no suelen ser partidos de calidad, y desde luego, el diputado el domingo en La Mina servirá como un ejemplo más probar tal afirmación. A destacar como aspecto negativo, toda la primera mitad en la que el que acudió al campo y pagó su buena entrada por ser «día del club» dio muestras evidentes de disconformidad con el juego que desarrollaban ambos conjuntos.No existía ni juego ni nada que se le parezca, y ninguno de los dos cuadros consiguió dominar bien el balón y rascarlo; por el contrario, tuvimos la oportunidad de presenciar 45 minutos en los que...

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Dice la tradición que los choques regionales no suelen ser partidos de calidad, y desde luego, el diputado el domingo en La Mina servirá como un ejemplo más probar tal afirmación. A destacar como aspecto negativo, toda la primera mitad en la que el que acudió al campo y pagó su buena entrada por ser «día del club» dio muestras evidentes de disconformidad con el juego que desarrollaban ambos conjuntos.No existía ni juego ni nada que se le parezca, y ninguno de los dos cuadros consiguió dominar bien el balón y rascarlo; por el contrario, tuvimos la oportunidad de presenciar 45 minutos en los que la pelota botaba una y otra vez sobre la dura tierra, mientras todos los jugadores eran incapaces de realizar tres pases seguidos con la pelota pegada al suelo. Creó más peligro el Carabanchel, pero muy escaso; del Atlético, nada de nada.

Del Carabanchel esperaban poco sus seguidores, conscientes de la mala temporada del equipo, pero por la posicion que ocupa el filial rojiblanco se presumía vendría con la ambición de cosechar dos nuevos positivos, hecho que, por lo que se pudo ver, estaba lejos de la realidad. Su fútbol denotó apatía en todos sus hombres con un desorden total en la línea central que pecaba, además, de individualismo.

La segunda parte fue algo más movidita con un juego más acelerado. Sin embargo, el partido era malo. Pasaron así los minutos hasta que el dieciocho el Carabanchel logró su tanto, obra más que nada de su mayor empeño por ganar el partido. Adelantó, entonces, el Atlético todas sus líneas hasta acorralar en el área a su rival. Faltó convicción y los jugadores se perdieron entre pases y más pases.

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