El Madrid sigue prendido con alfileres

El Las Palmas, según su vieja costumbre, fue el domingo el rival ideal para un Madrid que no puede permitirse en estos momentos el lujo de perder más puntos de los "suficientes». En efecto, los canarios, que pese a sus buenas maneras han salido de Chamartín goleados una y otra vez, no se llevaron más goles en la apacible tarde dominical porque tampoco el Madrid, salvo rachas aisladas, hizo nada del otro jueves. Hubo momentos en que el único entretenimiento del espectáculo estuvo en las gradas, pues en varias ocasiones, desde el primer anfiteatro cayeron sobre los socios del fondo norte multitu...

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El Las Palmas, según su vieja costumbre, fue el domingo el rival ideal para un Madrid que no puede permitirse en estos momentos el lujo de perder más puntos de los "suficientes». En efecto, los canarios, que pese a sus buenas maneras han salido de Chamartín goleados una y otra vez, no se llevaron más goles en la apacible tarde dominical porque tampoco el Madrid, salvo rachas aisladas, hizo nada del otro jueves. Hubo momentos en que el único entretenimiento del espectáculo estuvo en las gradas, pues en varias ocasiones, desde el primer anfiteatro cayeron sobre los socios del fondo norte multitud de papeletas pro-referéndum. Lo que hubiese sido curioso comprobar es lo que pedían. A la salida del campo, una pancarta de la Liga de Jóvenes Cornunistas propugnaba la abstención. Duró pocos minutos entre dos árboles. Sujetos en los limpiaparabrisas de los coches de prensa, en cambio, sin que nadie los quitara, papelitos demandaban el sí. Indudablemente, sobre la tarde futbolística, otrora alienante vehículo para olvidar problemas y siempre posibilidad para insultar a alguien «legalmente». tenía un tono algo distinto. Con que llegase a ser plenamente deportivo en el futuro ya seria reconfortante.El partido tácticarnentese Plan

teó de forma bien simple. Miljaníc dedicó a Camacho sobre Brindisi y la entrada de Rubiñán en el equipo por Velázquez no fue más que para ocupar el puesto de lateral, con la oportunidad así de contar con el gallego en los momentos de ataque. Olsen, muy a última hora, prescindió de Germán y prefirió recuperar a un «marcador», Roque, al que puso sobre Del Bosque, mientras Félix se ocupaba de Breitner.Según este planteamiento en el centro del campo, con Brindisi siempre incordiado por Camacho, el dominio se produjo con toda lógica. Menos mal que Wolf, el hombre libre, demostró una vez más su clase y fue el que encauzó muchas veces el contraataque, especialmente en la segunda parte, cuando cumplió la labor de Roque. Noly quedó de líbero. Antes, la verdad es que Las Palmas sólo había tenido una ocasión en el minuto 37, a tiro de Juani que se le escapó a Miguel Angel en presencia de Verde y Morete. El segundo gol de Santillana, sin embargo, echó por tierra todos los planes de Olsen y Wolf tuvo que volver a la defensa y pasar Noly sobre Del Bosque, a cada momento, eso sí, más apagado, frío y sin garra para profundizar. Su lesión en la jugada del supuesto penalti, en caso de haberse producido antes, podía haber dado lugar a Velázquez a mover bastante más al equipo. Breitner, de nuevo excesivamente individualista, no convenció.

La última baza de Roque Olsen fue la sustitución en el minuto 66 de Brindisi por Germán. El argentino se había despedido de una actuación gris con dos remates en el minuto sesenta, tras el saque de un córner, uno al larguero con el pie y otro de cabeza, que Miguel Angel despejó de nuevo a córner. Fueron sus únicas acciones destacadas. Camacho no le dejó moverse a gusto y la presencia de Germán parecía obligada. El problema fue que el nuevo interior no sólo aportó poco al armazón de juego canario, sino que se despreocupó del marcaje a Camacho y un avance en solitario del madridista supuso la puntilla del partido.

Con esa jugada se plasmaron claramente las facilidades dadas por los canarios a un Madrid que en estos momentos las necesita más que nunca. Sin embargo, a pesar del triunfo blanco, dio la entera sensación de que no hay equipo. Si las dificultades hubiesen sido mayores, si el contraataque canario hubiese funcionado marcando algún gol, habríamos visto que el Madrid sigue sin capacidad de reacción. Por esta vez, sólo cabe destacar el aceptable partido de Aguilar, que tras dos ocasiones a los doce y dieciséis minutos, realizó una espléndida jugada en el 56, que desperdició con un tiro alto. Sánchez Barrios bajó mucho de tono. Pirri intentó -sólo eso-, nuevamente sus «a mí que los arrollo». Uría y Rubiñán se internaron, pero sin terminar. Lo de siempre, vamos. El Madrid parece prendido con alfileres... que se pueden caer en cualquier momento.

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