El Atlético, otra vez la de arena

El encuentro del Hércules en el Manzanares justifica su empate de hace nueve días en el Camp Nou. El equipo alicantino estrelló dos balones en la madera y sólo eso le impidió alcanzar el empate ante el Atlético, que esta vez dio la de arena. La primera mitad se jugó con clara iniciativa de los madrileños, pero en la segunda el Hércules dominó e hizo pasar muchos apuros a los de Luis.Sea por la falta de Leivinha, por el cansancio del encuentro europeo del jueves o por la condición del rival incómodo del Hércules, lo cierto es que el Atlético el domingo volvió a dar la de arena. Su partido no re...

El encuentro del Hércules en el Manzanares justifica su empate de hace nueve días en el Camp Nou. El equipo alicantino estrelló dos balones en la madera y sólo eso le impidió alcanzar el empate ante el Atlético, que esta vez dio la de arena. La primera mitad se jugó con clara iniciativa de los madrileños, pero en la segunda el Hércules dominó e hizo pasar muchos apuros a los de Luis.Sea por la falta de Leivinha, por el cansancio del encuentro europeo del jueves o por la condición del rival incómodo del Hércules, lo cierto es que el Atlético el domingo volvió a dar la de arena. Su partido no recordó en nada a la excelente actuación de Split. Durante la primera parte dominó, favorecido más que nada por el repliegue del Hércules, pero no supo penetrar con claridad en el área rival. El Hércules montó un buen sistema de marcajes en la media y consiguió que el Atlético se moviese siempre sin comodidad y que Deusto disfrutara de un primer tiempo tranquilo, a pesar de ese aparente dominio rojiblanco. Si llegó un gol en esta primera parte fue en una jugada aislada y gracias a que el árbitro ignoró una clara falta del autor del mismo, pero lo cierto es que el juego del Atlético apenas había merecido ese premio. El Hércules, por su parte, había hecho algunos amagos de contraataque, y en uno de ellos Sancayetano había empalmado desde lejos un tremendo disparo al larguero, lo que viene a apoyar la injusticia del resultado con que los dos equipos se retiraron

Más entero físicamente el Hércules, que a los pocos minutos de la segunda mitad hizo aparecer en el campo al delantero más peligroso de su plantilla, Barrios, pasó a dominar en la segunda parte. Para el Atlético llegó la hora de defenderse, de intentar mantener la corta diferencia. El juego del Hércules, tranquilo, bien armado en la media sobre todo por Saccardi, pivote en torno al cual giraba todo, producía problemas en el área atlética y ponía a prueba a la defensa, acaso la mejor línea del Atlético actual. Pereira, tranquilo, ponía orden, pero su buen juego defensivo no era lo bastante para evitar que la amenaza del empate se hiciera más clara según pasaban los minutos.

Además, el Atlético no contaba en esta ocasión con el arma del contraataque, porque ni Aguilar ni Rubén Cano (lo de éste es absolutamente. normal) no estuvieron nada inspirados, y aunque algunas veces recibieron balones en condiciones ventajosas para crearle problemas a Deusto casi siempre los desperdiciaron. Un gol marcado en fuera de juego y bien anulado por el árbitro en una de las pocas ocasiones de equivocarse que éste desperdició fue lo único que consiguieron hacer.

En el minuto 66 Luis hizo salir a Salcedo por Aguilar, para colocar un hombre de refresco que proporcionara cierta calma y cierto orden al equipo. Salcedo salió con la consigna de organizar contraataques tranquilos, no apresurados, que cubrieran el fin de alejar el centro de gravedad del juego del área de Reina. Pero el Hércules, más fuerte y rápido, siguió amenazando el área local, estrelló otro tiro en el poste, provocó un penalti (precedido, eso si, de mano de Barrios) que ignoró el árbitro y marcó también su gol anulable, éste por fuera de juego no del autor, sino de dos despistados que se colocaron donde no debían. En definitiva, que trabajó lo suyo por repetir el resultado del domingo anterior en el Camp Nou, aunque no lo consiguiera. El Atlético se quedó con los puntos, uno de los cuales al menos no había merecido.