La Cultural, mas práctica que el Pegaso

El Pegaso se dejó llevar de su campo los dos puntos por la Cultural Leonesa. Un campo que durante toda la temporada última parecía un coto cerrado para los conjuntos visitantes fue un lodazal donde patinaron sus propietarios.La Cultural había llegado precedida de cierta etiqueta que hacía alusión a la comodidad. Se entendía que la Leonesa iba a ser un cuadro sencillo dé batir. No se esperaba, bien es verdad , que sus jugadores regresasen después del encuentro con una cadena de goles como las que el Pegaso solía hacer el pasado año. Pero de ahí a la derrota todo fue un suspiro.

El partid...

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El Pegaso se dejó llevar de su campo los dos puntos por la Cultural Leonesa. Un campo que durante toda la temporada última parecía un coto cerrado para los conjuntos visitantes fue un lodazal donde patinaron sus propietarios.La Cultural había llegado precedida de cierta etiqueta que hacía alusión a la comodidad. Se entendía que la Leonesa iba a ser un cuadro sencillo dé batir. No se esperaba, bien es verdad , que sus jugadores regresasen después del encuentro con una cadena de goles como las que el Pegaso solía hacer el pasado año. Pero de ahí a la derrota todo fue un suspiro.

El partido tuvo como figura destacada al árbitro, Ni hizo ni dejó hacer. Se empeñó en pitar faltas inexistentes y dejó sin sancionar algunas entradas que se podían situar en las lindes de la violencia. Confundió entradas duras con patinazos en aquella pista de barro y, consiguió, a la postre, irritar a los pocos aficionados que se reunieron para presenciar noventa minutos de juego soso.

Porque el fútbol. exhibido por ambos conjuntos no Pasó de ser voluntarioso. Práctico. por parte de la Leonesa; ingenuo por, el lado local. El Pegaso no supo asegurar el centro del campo, por lo que sus ataques se veían siempre menguados en hombres y en el mejor de los casos, se contrarrestaban con una acumulación de zagueros. La Leonesa, por su parte, jugó la baza de la efectividad. Saltó en el momento oportuno y arañó de muerte a los locales. Villafañe desequilibró la contienda en una jugada donde se puso de manifiesto su oficio y su cuquería. Salagre redujo las distancias en una jugada similar, en la que el larguero también se convirtió en pieza clave de su desenlace. Pero Herrero aprovecho un malentendido en la defensa para establecer el dos a uno definitivo.

Luchar y correr fueron las armas del Pegaso. Aguardar con paciencia la oportunidad de gol, las de la Cultural. En esta oportunidad fueron las segundas las más efectivas.

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