El "Sanse" vendió cara su derrota

De entretenido y clásico de principios de temporada se puede calificar el partido que, en la mañana del domingo, sostuvieron Atlético Madrileño y San Sebastián. Los dos equipos filiales de sus respectivos «grandes», están formados por muchachos jovencísimos que buscan hacer méritos suficientes para dar el salto, de ahí que los nervios hagan presa de ellos en los momentos cruciales del partido. Pero a pesar de que el terreno no era, propicio -las caídas se sucedían una tras otra por lo resbaladizo del césped- los dos conjuntos cumplieron dignamente en su papel y se apuntaron un tiempo cada uno....

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De entretenido y clásico de principios de temporada se puede calificar el partido que, en la mañana del domingo, sostuvieron Atlético Madrileño y San Sebastián. Los dos equipos filiales de sus respectivos «grandes», están formados por muchachos jovencísimos que buscan hacer méritos suficientes para dar el salto, de ahí que los nervios hagan presa de ellos en los momentos cruciales del partido. Pero a pesar de que el terreno no era, propicio -las caídas se sucedían una tras otra por lo resbaladizo del césped- los dos conjuntos cumplieron dignamente en su papel y se apuntaron un tiempo cada uno.Para la presentación ante su parroquia le habla tocado en suerte al Atlético Madrileño, un rival incómodo, de semejantes características de juego a las suyas y que daría mucho trabajo hasta alcanzar el triunfo. Empezaron los locales como dominadores absolutos de sus rivales, no obstante desde el, principio se denotó que el contragolpe donostiarra podía dar más de un susto.

El juego se mantuvo en un toma y daca constante, con más presión rojiblanca, pero sin fruto de cara al marcador, hasta que a la media hora el oportunismo de Vicioso se reflejó en el tanteo y sirvió para serenar a su equipo y para que el juego entrara en una fase interesante al abrir el «Sanse» sus líneas en busca del empate.

Luego el gol de Herencia pareció aplacar definitivamente los ánimos colchonrros, creídos, sin duda, de que el triunfo ya no se escaparía del Calderón. Pero el gol de Uralde a poco de comenzar la segunda parte espoleo a los visitantes que vieron la posibilidad de hacerse con el empate. El juego ganó en brillantez y los porteros hubieron de emplearse a fondo para atajar el peligro que se cernía sobre sus respectivas metas. Rubio en dos ocasiones y Azcargorta pudieron alterar el resultado, pero al final se mantuvo el 2-1 que resultó definitivo.

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