El Atlético acusa la falta de puesta a punto

El Atlético perdió en Vigo la oportunidad de hacerse con sus primeros positivos. El Celta, con un juego simple, basado en la fuerza física y en la rapidez, consiguió dominar al Atlético, en especial en la segunda parte, y hacerse con justicia con la victoria. El Atlético aún acusa la falta de puesta a punto de algunos de sus jugadores.El Atlético trata de emplear este año el mismo esquema que el pasado. Su juego pretende ser el mismo, al menos, y Luis encomienda a sus jugadores las mismas misiones con el fin de que el equipo, tácticamente, haga la misma tarea que hacía meses atrás. Durante la ...

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El Atlético perdió en Vigo la oportunidad de hacerse con sus primeros positivos. El Celta, con un juego simple, basado en la fuerza física y en la rapidez, consiguió dominar al Atlético, en especial en la segunda parte, y hacerse con justicia con la victoria. El Atlético aún acusa la falta de puesta a punto de algunos de sus jugadores.El Atlético trata de emplear este año el mismo esquema que el pasado. Su juego pretende ser el mismo, al menos, y Luis encomienda a sus jugadores las mismas misiones con el fin de que el equipo, tácticamente, haga la misma tarea que hacía meses atrás. Durante la temporada última, el juego del Atlético resultó positivo y brillante, y estuvo cerca de darle el título. Ahora, pese a que el esquema se ha mantenido los resultados son muy otros. Si es así, la causa hay que buscarla en los rendimientos individuales, que han bajado bastante. De momento, hay que registrar, respecto al año pasado los cambios -en el que podemos considerar el once titular: las entradas de Robí y Rubén Cano. El primero ocupa la plaza que habitualmente correspondía a Marcelino (ayer lateral por imperativo de las circunstancias) y desde que llegó al Atlético parece desconocido. En muy poco recuerda al que jugaba en el Salamanca. Su presencia en el juego no es tan continua como lo era en el equipo charro, y ya ni poco parece poseer ya aquel punto de precisión en las acciones que le caracterizaba. Se casó hace pocos meses y eso siempre influye negativamente, de modo que todo puede ser cuestión de tiempo. Es evidente que se trata de un buen jugador, pero también lo es que su rendimiento ahora no es el que se esperaba. El otro cambio es el de Rubén Cano por Gárate, y ahí hay que temer qué las diferencias sean irremontables. Gárate, acaso algo pasado de edad y muy castigado por las lesiones, ha dejado, al menos por el momento, su puesto al argentino. Este, pese a su larga zancada y a su capacidad para entender lo que sus compañeros pretenden de él y para situarse donde se le espera encontrar no llega a la utilidad de Gárale porque es mucho más torpe que el cibarrés en el manejo del balón. Así, hay que lamentar una, verdad evidente: los dos fichajes del Atlético han hecho, al menos de momento, que el juego, del equipo baje mucho en calidad.

Pero no son Robi y Rubén Cano el único problema. Leivinha, que acabó la temporada última con unas actuaciones muy flojas que entonces atribuimos al cansancio, ha empezado la presente, también muy por debajo de sus posibilidades. Ahora acaso sea culpa del exceso de vacaciones, porque las tuvo muy largas y volvió alto de peso. El caso es que entre unas cosas y otras el Atlético es ahora mismo un cuadro del montón, y que no pasa de ser normal que, pierda en Balaídos o en, cualquier otro campo. El Celta es un equipo sin especiales virtudes, corretó, con algún que otro jugador de calidad (Juan, Santomé...) y que pelea con especial interés cuando tiene enfrente a uno de los grandes. A favor del campo, con el apoyo de su público y con una buena preparación física, los vigueses supieron colocarse al mismo plan del Atlético durante toda la primera parte, y superarle en la segunda, en especial a partir de la entrada en el campo de Félix. Este, más rápido y con mejor imaginación que Castro, le supo transmitir al equipo la punta de velocidad que le faltaba para terminar de desequilibrar el partido. Por él llegó el gol y por él llegaron también las mejores acciones de ataque de su equipo, que se puede decir que ganó con justicia. Al Atlético le tocó volverse de Vigo de vacío, porque apenas hizo mérito para merecer otra suerte. Su consuelo es que Madrid y Barcelona perdieron. Pero acaso por ello tenga que lamentar más aún, la oportunidad perdida.

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