Athletic, el otro finalista

El Athletic de Bilbao se ha clasificado para jugar esta noche la final del trofeo Carranza, tras vencer al Palmeiras por dos tantos a uno. Se repetirá por tanto, en Cádiz, idéntico encuentro que el disputado hace diez días en el trofeo Villa de MadridEl Palmeiras ganó las dos últimas ediciones del torneo gaditano. Ello supondría un prestigio y una aureola de victoria que el Athletic se encargó de borrar, aunque no sin apuros. Los bilbaínos plantearon el encuentro basándose en un derroche continuo e intenso de energías. Los vizcaínos corrieron todo el campo, se relevaron en sus puestos y no die...

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El Athletic de Bilbao se ha clasificado para jugar esta noche la final del trofeo Carranza, tras vencer al Palmeiras por dos tantos a uno. Se repetirá por tanto, en Cádiz, idéntico encuentro que el disputado hace diez días en el trofeo Villa de MadridEl Palmeiras ganó las dos últimas ediciones del torneo gaditano. Ello supondría un prestigio y una aureola de victoria que el Athletic se encargó de borrar, aunque no sin apuros. Los bilbaínos plantearon el encuentro basándose en un derroche continuo e intenso de energías. Los vizcaínos corrieron todo el campo, se relevaron en sus puestos y no dieron reposo a unos brasileños que hicieron un juego más preciosista, más compacto en individualidades y más trenzado. Con el empate a un gol y los consiguientes nervios Por la suerte de la eliminatoria surgieron brusquedades por uno y otro bando. Leao y Astrain fueron las notas negativas de la eliminatoria. Guardameta y defensa fueron expulsados por el colegiado en los prolegómenos de la segunda mitad.

La expulsión de los dos jugadores provocó unos incidentes que a la postre se tradujeron en un tiempo de descuento concedido por el árbitro. En ese tiempo fue cuando el Athletic logró batir a Bernardino, poniendo fin a una incierta eliminatoria y a un fútbol que en los últimos 45 minutos se encarriló por la vereda de la jugada profunda, vistosa y siempre cargada de peligro.

Con el primer gol del Athletic se observó una reacción brasileña inmediata, pero siempre dentro de la línea clásica de su fútbol. En la línea de centrocampistas no se tenia conocimiento de la palabra prisa, sí del concepto profundidad. Interesaba al Palmeiras sujetar el balón en la zona ancha del campo y lanzar, en un momento determinado y con desplazamientos largos, a los delanteros. La única pieza que no engranó en esta línea fue Ademir, que no le cogió el ritmo al partido.

El marcador se pudo desnivelar completamente en el minuto 88. Toninho marcó un gol, precedido de una bella jugada, que el colegiado anuló a instancias del linier.

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