MONTREAL 76

Cien españoles para nueve finalistas

El deporte español hace años que no quiere acudir a los Juegos Olímpicos para aprender y lo malo es que todavía no puede enseñar nada. En Montreal se han conseguido dos medallas de plata, marca nunca conseguida, pero la mediocridad general no hay quien la difumine. España sigue siendo comparsa, porque no está cualificada para otros menesteres.

Nuestro deporte sigue basado en algunas individualidades y el más grave problema es que no se adivina si éstas van a tener sucesores. En atletismo, una vez más, ha sido Haro el único héroe y Campos el hombre que ha sabido confirmar su clase. Portu...

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El deporte español hace años que no quiere acudir a los Juegos Olímpicos para aprender y lo malo es que todavía no puede enseñar nada. En Montreal se han conseguido dos medallas de plata, marca nunca conseguida, pero la mediocridad general no hay quien la difumine. España sigue siendo comparsa, porque no está cualificada para otros menesteres.

Nuestro deporte sigue basado en algunas individualidades y el más grave problema es que no se adivina si éstas van a tener sucesores. En atletismo, una vez más, ha sido Haro el único héroe y Campos el hombre que ha sabido confirmar su clase. Portugal, que en esta disciplina siempre ha sido inferior, ha logrado en unos meses superarnos. Como siempre hay que hacerse la ilusión de que el futuro nos deparará mejores metas. De cualquier manera mientras no se reestructure a fondo el sistema actual seguiremos en el furgón de cola. Sólo dos deportes, vela y piragüismo, han sido capaces de estar entre los mejores. En las grandes pruebas, en los deportes en los que se conquista la gloria olímpica hemos estado al margen. Si la Delegación pretende llevar a cabo un programa sensato y eficaz deberá comenzar por remodelar sus cuadros directivos. Algunos han fracasado rotundamente.

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