Pesarrodona no se consideraba favorito

Pesarrodona, un hombre al. que absolutamente nadie, ni él mismo consideraba entre los favoritos a la salida de Estepona, fue él brillante vencedor de la Vuelta-76. Como se esperaba, hizo una contra reloj final excelente y sólo fue superado por el alemán Thurau en un segundo. Ocaña volvió a defraudar. Perdió más de un minuto y en la general quedó segundo, a 1,03; El campeón del! mundo, Kuiper, se hundió aún más y todavía cedió otro minuto. En la clasificación final bajó nada menos que al sexto puesto. Con tres hombres; entre los cinco primeros, la montaña para Oliva y por equipos, el conjunto d...

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Pesarrodona, un hombre al. que absolutamente nadie, ni él mismo consideraba entre los favoritos a la salida de Estepona, fue él brillante vencedor de la Vuelta-76. Como se esperaba, hizo una contra reloj final excelente y sólo fue superado por el alemán Thurau en un segundo. Ocaña volvió a defraudar. Perdió más de un minuto y en la general quedó segundo, a 1,03; El campeón del! mundo, Kuiper, se hundió aún más y todavía cedió otro minuto. En la clasificación final bajó nada menos que al sexto puesto. Con tres hombres; entre los cinco primeros, la montaña para Oliva y por equipos, el conjunto de Eusebio Vélez fue el gran triunfador de la carrera. El de Saura, en cambio, tras perder incluso Elorriaga, el maillot verde en beneficio de Thurau, el gran humillado.

La sorpresa se consumó. José Pesarrodona, el callado y sobrio corredor manresano, venció en la Vuelta. Cuando nadie podía pensar en él como uno de los favoritos al triunfo final, se colocó, etapa tras etapa, cada vez mejor en la clasificación general. Siempre presente en las batallas importantes de la montaña y sin perder tiempo en el ataque del equipo de Gabriel Saura en Murcia, dio la estocada final, esa estocada que se esperaba de Ocaña,_en la última contra reloj.

Hundimiento

En efecto, sólo fue superado por el alemán Thurau en un segundo y, en cambio, sacó un minuto y un segundo a Ocaña en los 31,7 kilómetros del recorrido. A la mitad tenía una ventaja de 20 segundos, 22,12, por 22,32 del de Priego.

En la segunda parte, con la dificultad del alto de Oriamendi por medio, el de Priego se hundió definitivamente, pues ya no se recupera de los esfuerzos como antes. Kuiper, el campeón del mundo, hizo en los primeros 15 kilómetros 23,05, con lo que ya llevaba en ese momento 53 segundos de desventaja respecto al corredor manresano. Al final, serían exactamente dos minutos la diferencia. Indudablemente, el holandés se hundió estrepitosamente y ello le costó no sólo la Vuelta, sino bajar al sexto puesto en la general. Su compañero de equipo Thurau se colocó cuarto, pues aunque ganó la media etapa contra el cronómetro, sólo pudo superar a Ocaña en un minuto y dos segundos. Del liderato le separaban 1,50, y no contaba, además, con Pesarrodona.

El gran triunfador de la Vuelta, después de todo, y tal como se desenvuelve el ciclismo actual, ha sido un equipo: el Kas. Los hombres de Eusebio Vélez coparon, desde luego, casi todas las clasificaciones. No sólo el triunfo individualismo también la montaña con Oliva, y por equipos. Unicamente se les escapó el maillot verde y las metas volantes. Perurena, para, la primera clasificación, fue el sacrificado pues debió bajar en las etapas montañosas y se vio sin fuerzas en las llegadas. En cuanto a las metas volantes, aunque venció el belga Verplancke, incluso el propio Perurena fue segundo.

El equipo de Saura

El gran humillado, en cambio, fue el equipo ole Gabriel Saura. No sólo perdió el triunfo absoluto con Ocaña, sino hasta el Maillot verde ,de Elorriaga. Thurau, con sus dos victorias finales, se lo llevó muy merecidamente. Al menos fue una compensación para el elegante,y muy pronto gran figura. del ciclismo mundial. Si no hubiese sufrido el desfallecimiento en la etapa del Fito, a estas horas él sería el vencedor. Pero en ella acusó las rampas cortas y duras, quizá por no conocerlas, y se quedó. Luego, ya en las dos etapas reinas siguientes, en Reinosa y Oro, no tuvo problemas.

Los puertos, según él, eran más largos, pero no de desniveles tan repentinos.

Punto y aparte merece Luis. Ocaña. ¿Cómo no ha podido ganar una Vuelta que, según la opinión general, y hasta de él mismo, tenía en el bolsillo? El conquense, desde luego, no es ni sombra del que era. Para colmo, salvo por Torres y Fusch, que le echaron una mano, y nunca mejor dicho, en la subida de Oro, siempre ha estado solo en los momentos importantes. Al igual que en toda la temprada, su lucha ha sido solitaria contra el Kas. La alianza con el Raleigh de Kuiper y Thurau, según se ha comprobado al final, no sirvió más que para ganar etapas los holandeses y embolsarse encima un buen dinero. El cuadro de Gabriel Saura, incluido Ocafia, ha fracasado en toda la línea, y su patrón, Orbaiceta, más que pensar en fichajes sonados ahora mismo, querrá deshacerlo. No ha ganado ni una sola etapa en toda la carrera y la publicidad le está costando demasiado. cara esta temporada. Ocaña, segundo; Fuchs, octavo, y Torres, noveno, en la general es, sin duda, mucho peor balance que tres hombres entre los cinco primeros y cuatro entre los diez, como logró el Kas. Y no digamos, en las demás clasificaciones. Manzaneque, por ejemplo, gran vencedor el año pasado en la contra reloj, fue otra sombra el domingo.

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