Como siempre lo más cómodo para las figuras

Se está bien al sol de mayo en la Venta del Batán. Lo mayorales fuman un pitillo y hacen tertulia sentados en la hierba. Cuatro corridas esperan su hora en San Isidro. Cinco de la tarde, ha llegado de Salamanca el camión que trae lo de Juan Mari. Sólo la voz de Paco Parejo, el mayoral de la plaza de las Ventas: « ¡Venga el primero!».

Un chasquido, la puerta de guillotina arriba, arañan las pezuñas del primer toro que va a ser desembarcado. Es un colorao, gordo y basto, astigordo, un toro cualquiera. Toda la corrida de Juan Mari Pérez Tabernero es una corrida cualquiera nada bonita, aunq...

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Se está bien al sol de mayo en la Venta del Batán. Lo mayorales fuman un pitillo y hacen tertulia sentados en la hierba. Cuatro corridas esperan su hora en San Isidro. Cinco de la tarde, ha llegado de Salamanca el camión que trae lo de Juan Mari. Sólo la voz de Paco Parejo, el mayoral de la plaza de las Ventas: « ¡Venga el primero!».

Un chasquido, la puerta de guillotina arriba, arañan las pezuñas del primer toro que va a ser desembarcado. Es un colorao, gordo y basto, astigordo, un toro cualquiera. Toda la corrida de Juan Mari Pérez Tabernero es una corrida cualquiera nada bonita, aunque va a dar el peso y la edad, y reglamento en mano tendrá pocos reparos. Habría que ponérselos a algunos pitones quizá, precisamente por astigordos, pero de eso vimos y veremos mas en el Batán.

A la carrera, el cabestro va reuniendo en una corraleta, toro a toro, al lote completo, que anda revuelto porque la restallante ridad después del viaje y la oscuridad del cajón, es un contraste excesivo. Pasan primero por delante de los «apé», que esos sí tienen envergadura. De las cuatro y con la de Juan Mari cinco corridas que llegaron al Batán como primicia, la de Antonio Pérez es la más grande. Se anotan dos ejemplares largos, de buen esqueleto, con leña arriba. Estos toros abrirán la feria y su presencia (de lo que lleven dentro ya se dirá) va a confiar a los aficionados. Pero no hay que hacerse demasiadas ilusiones: en la corraleta de al lado caminan los de Benítez Cubero, cuya variedad de capas —dos coloraos, dos berrendos, dos negros— no va a tapar su falta de trapío. Están en la línea del toro comercial, corto y gordito, cabeza discreta y poca cara. Los han traído para la reaparición de Viti en Madrid (parece mentira, un señor tan serio) y para la compañía, que ese día, martes 18, serán Palomo y Ángel Teruel.

También estaban en el Batán los de Hernández Plá, que forman un conjunto bonito, en la línea pura Santa Coloma.; hay tres cárdenos, línea fina. ¿Podría decirse que es una corrida con personalidad? Lo que ocurre es que viene muy justa de tipo recogida de cabeza y quizá vaya a tener problemas en el reconocimiento. Hay dos que bajan bastante, están anovillados. El ganadero, que con su familia constituía la única visita ayer en el Batán, nos dijo que al embarcar la corrida un toro hirió a otro en el brazuelo, una cornada grande, y tuvieron que sustituirlo a última hora, precisamente con el que más desentonaba. Hay gran ilusión en la casa por el juego que puedan dar sus reses en la corrida del día de San Isidro (las lidiarán Fuentes, Manolo Cortés y Julio Robles), pues va a ser su debut en la feria.

Sesteando, los seis ejemplares de Salvador Domecq, que los anuncia con el nombre «El Torero». Aunque son cornalones, la mayor parte también astifinos, y en líneas generales bonitos, tampoco pasan de la consabida línea comercial; es decir, que son cortos y no les sobra seriedad. Naturalmente este ganado no lo han traído para modestos, sino para Palomo, Robles y Paco Alcalde.

En suma, que estamos como siempre: lo de más presencia para los de menos cartel, lo cómodo para los que pasan por figuras. Pero hay solución: los veterinarios y la autoridad deben actuar en cumplimiento de su deber, estoy seguro de que lo harán así, y corregir este desequilibrio. Si legara a pasar alguna de las miniaturas que hemos visto en la Venta, es que la plaza de Madrid y la feria de San Isidro son un coladero. Y no hay tal cosa como ya se demostró el año pasado, en que aficionados, veterinarios y autoridad, supieron estar.

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